Por Sofía Botto
“¿Quién va a detenerte?”, se pregunta Sara Hebe antes de decir que, antes que histérica, prefiere ser histórica. Esta canción devenida en himno feminista muestra el empoderamiento de las mujeres, no solo para demostrar nuestra fuerza, sino para reafirmar que cuando las mujeres participamos, lo transformamos todo.
Hace dos semanas las jugadoras del equipo de rugby femenino de Old Resian (ORC) cumplimos el objetivo. Ese objetivo que costó años de trabajo, autoconvencimiento de nuestras capacidades, amor por la camiseta y un club que apostó por nosotras desde el primer día, allá por 2014.
Cuando las mujeres participamos, transformamos el deporte. El nuestro, el rugby, con todos esos prejuicios que lo rodean, con el temor de nuestras familias y amistades a que nos golpeemos, con las dudas de si podíamos jugar y estar a la altura. A todo eso nos enfrentamos y salimos airosas, pudiendo decir que hoy estamos entre los mejores 16 equipos de toda Argentina.
Por primera vez en la historia un equipo de la ciudad de Rosario clasifica al torneo de rugby femenino de más alto nivel, que es el “Nacional de Clubes”, a disputarse en noviembre en Alto Valle, Río Negro. Allí estaremos midiéndonos con equipos que tienen más de 20 años de vida, con experiencia nacional e internacional, con el objetivo de llegar a lo más alto porque nosotras, ahora, solo miramos para arriba.
Empujamos todas. Nosotras, las jugadoras, los entrenadores que nos dejaron su trabajo y su tiempo, Adolfo Imhoff actualmente, Luciana Fonzo, nuestra manager, indispensable para el funcionamiento del equipo, Mario Franceschini, nuestros médicos, Hernán, Emma, Beti, cada madre y padre que nos acompañan en los partidos, nuestras fotógrafas Andrea, Nati.
Si algo aprendimos en el rugby es que para ser un equipo tenemos que funcionar como tal, que para lograr los objetivos tenemos que esforzarnos, dar todo y un poco más. Porque transformamos el deporte y, además, transformamos nuestras vidas.
Sin dudas, antes que histéricas, HISTÓRICAS.