CLG dialogó con el coordinador de Terapias Intensivas de Santa Fe quien remarcó: "La situación en la provincia está bastante complicada"
La suba de casos y de ocupación de camas de cuidados intensivos encendió las alarmas en la provincia. En medio de una compleja situación en todo el territorio, Rosario prensentó el lunes un 93 por ciento de ocupación. CLG dialogó con Federico Fiorilli, coordinador de Terapias Intensivas del Ministerio de Salud de Santa Fe, sobre el contexto.
«La situación en la provincia está bastante complicada», dijo para comenzar. E indicó: «Es compleja porque tenemos una ocupación de terapia muy alta. La mayoría de los lugares están por encima del 85 por ciento. Lo que hace que por momentos no haya camas».
El terapista aseguró que, por el momento, «no hay ninguna evidencia de que esto vaya a mejorar». Entonces, explicó: «Cuando la sociedad está abierta y están todas las actividades presentes la terapia intensiva recibe pacientes no sólo por coronavirus, sino por traumas de cráneo, accidentes en la vía pública, heridos de arma de fuego, heridos de arma blanca por la violencia. Las enfermedades crónicas después de un año de pandemia no están en un buen momento, por lo que los pacientes crónicos están más complicados. Y hay mucha patología aguda médica: infartos, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca».
«Todas estas patologías ocupan camas en terapia intensiva. Esa es la gran diferencia con la primera ola cuando el sistema de salud estaba vaciado y esperando el coronavirus», remarcó. Y en cuanto al efecto de las últimas medidas aplicadas, como la restricción de la circulación nocturna, señaló: «Si bien se puede decir que está un poco mejor, el Heca – que es el predominante de trauma en Rosario – y el Cullen en Santa Fe todavía tienen alta ocupación por esta patología».
Fiorilli aseveró que «todavía se puede ampliar algún número de camas con los últimos recursos», pero reveló que «a este ritmo no van a alcanzar». Es que, de acuerdo a sus propias palabras, es «muy complicada la situación del sistema de salud».
«La vacuna es un alivio enorme para nosotros en el sentido de estar protegidos contra la enfermedad grave, pero si tengo un médico que se expuso a un contacto, no puede venir a trabajar, tiene que cumplir el aislamiento», detalló. A lo que agregó: «La estructura médica está muy resentida, creemos nosotros que está agotada».
El médico no quiso dejar de explicar la situación particular de los terapistas. «La patología por coronavirus tiene una alta tasa de mortalidad en terapia, entre el 75 y 80 por ciento. Entonces, es muy difícil de afrontar, sabiendo que el paciente que ingresa tiene muchas chances de morir», comentó.
En esa misma línea, expresó: «Entre el año que llevamos trabajando, la escasez de recursos, la falta de reconomiento desde la política hasta la economía y lo insatisfactorio que es tratar la patología, se hace un combo muy difícil». «Se trata de acompañar y contener psicológicamente a los equipos, pero hay veces que no se puede», destacó.
Por último, manifestó que es fundamental que «se tomen en serio los indicadores que hay de camas críticas». «Llamo a pensar otro tipo de restricciones más inteligentes, porque las camas faltan. Creo yo que la gente que toma decisiones tiene que tener en cuenta el indicador y saber que es signo de colapso inminente», declaró. Y cerró: «Nosotros tenemos un límite, no existen camas infinitas, hospitales infinitos, ni recursos humanos infinitos».