Ante el Congreso en pleno, el presidente estadounidense, Donald Trump, llamó el martes a la concordia y el compromiso para superar el estancamiento que ha dominado la arena política, pero insistió en construir el polémico muro fronterizo con México, fuente de profundas divisiones.
Trump usó el tradicional discurso anual sobre el Estado de la Unión, televisado en horario estelar ante una audiencia masiva, para pedir unidad, sin dejar de fustigar lo que consideró investigaciones «ridículas» y «partidistas», en alusión a la pesquisa sobre una presunta colusión de su campaña presidencial y Rusia, que ensombrece su mandato.
Dos años después de iniciar su gestión y con la reelección en 2020 en la mira, Trump enfrenta todo menos unidad: los demócratas controlan la Cámara de Representantes y los republicanos el Senado, pero su inflamada retórica rechina incluso en filas propias.
«Debemos rechazar la política de la venganza, la resistencia y la represalia, y abrazar el potencial ilimitado de la cooperación, el compromiso y el bien común», dijo Trump, en una alocución muchas veces interrumpida por los aplausos de sus partidarios.
«Podemos superar las viejas divisiones, curar viejas heridas, formar nuevas coaliciones, encontrar nuevas soluciones (…) La decisión es nuestra», afirmó, ante más de 500 legisladores, incluidas muchas demócratas vestidas de blanco por el centenario del movimiento sufragista.
Cuando faltan 10 días para la fecha límite que dio al Congreso para financiar su muro, y evitar así un nuevo conflicto presupuestario como el que provocó el reciente cierre récord de 35 días del gobierno, el presidente aseguró que llevará a cabo su proyecto insigne para frenar la inmigración ilegal, que la oposición demócrata rechaza de plano.
«Lo haré construir», prometió. «Los muros funcionan y los muros salvan vidas. Así que trabajemos juntos, encontremos un compromiso y logremos un acuerdo que realmente haga que Estados Unidos esté seguro», afirmó.
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No declaró sin embargo la «emergencia nacional» con la que había amenazado, algo que le concedería poderes extraordinarios para tomar decisiones sin el aval del Congreso, pero que los demócratas ya anunciaron que impugnarían.
«Son los inmigrantes, no los muros, los que hacen que Estados Unidos sea más fuerte», respondió justo después de su discurso Stacey Abrams, que casi se convierte en la primera gobernadora negra de Georgia en noviembre y fue la encargada de dar la respuesta al presidente en nombre de los demócratas.
En su alocución, Trump criticó la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la injerencia rusa, que suele tildar de «caza de brujas».
«Un milagro económico está por producirse en Estados Unidos, y lo único que lo puede detener son las guerras tontas, la política, o las investigaciones ridículas y partidistas», afirmó, generando un gesto de disgusto de la influyente presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
Trump también defendió su política exterior, un tema espinoso para él. «Las grandes naciones no pelean guerras interminables», dijo, luego del revés que sufrió en el Senado el lunes con la aprobación por amplia mayoría de una enmienda que critica su decisión de retirar las tropas estadounidenses de Siria y Afganistán.
Además, aseveró que las conversaciones de paz con los talibanes avanzan en forma «constructiva», mostrándose cautelosamente esperanzado sobre la posibilidad de poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos, lanzada poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Como se esperaba, el presidente anunció que sostendrá su segunda cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong Un, a fines de febrero en Vietnam, para proseguir las negociaciones sobre el desarme nuclear de Corea del Norte. Y sobre las duras negociaciones comerciales entre Washington y Pekín, aseguró que pondrán fin al presunto «robo» de empleos y riqueza estadounidense.
Trump destacó por otro lado su apoyo a la «búsqueda de libertad» de Venezuela, denunciando la «brutalidad del régimen» de Nicolás Maduro y reiterando su apoyo al «nuevo presidente interino» Juan Guaidó.
«Estamos con el pueblo venezolano en su noble búsqueda de libertad», dijo Trump, en el acto donde el enviado de Guaidó a Washington, Carlos Vecchio, era uno de los invitados especiales. Estados Unidos y otros 40 países han reconocido a Guaidó como única autoridad legítima en el país.
Trump también pidió un impulso bipartidista para erradicar la epidemia de SIDA en Estados Unidos en una década.