Opinión

«Animate al dar el paso»


Por Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Cómo lograr que nuestros nietos y nietas se animen a dar el paso para buscar la verdad sobre su origen es algo que nos preguntamos desde hace muchos años. En el mismo momento que supimos que cuando cumplieran la mayoría de edad nos vendrían a buscar también sabíamos que debíamos ayudarlos: contarles que sus familias los estábamos buscando, que habían sido deseados, que eran parte de un proyecto familiar y social, que tienen derecho a saber la verdad sobre su identidad, y que nosotras, sus familias y toda la sociedad debíamos saber qué fue del destino de los niños y niñas apropiados por el terrorismo de Estado.

Desde 1997, cuando las Abuelas cumplimos 20 años, comenzamos a idear campañas masivas de difusión. Los medios y la cultura han sido un vehículo fundamental para comunicar nuestro mensaje. Un mensaje que debe modificarse con los años, porque nuestros nietos y nietas hoy rondan las cuatro décadas. El destinatario de nuestra búsqueda va cambiando año tras año: al principio nuestros mensajes iban dirigidos a adolescentes, jóvenes trabajadores, estudiantes. Desde hace unos años nuestro nietos y nietas se han convertido en hombres y mujeres, muchos posiblemente ya sean padres y madres, algo que moviliza y llena de responsabilidad para toda la vida. En ese sentido, las Abuelas decimos que hoy buscamos tres generaciones, la de nuestros/as hijos/as, nuestros/as nietos/as y sus hijos/as, los bisnietos/as. Sabemos que ser padres moviliza nuestras propias historias y como cuenta José Bustamante García en el spot, fue un momento bisagra para animarse a dar el paso. También su esposa Vanina, que lo acompañó y ayudó a comprender el valor de la verdad, fue fundamental en este proceso. La historia de José puede ser la de cualquier hombre o mujer que, con una vida adulta, círculos laborales, sociales y familiares construidos posterga las preguntas que desde hace tiempo le resuenan en su interior. La experiencia de José, y la de los 130 casos resueltos, demuestran que la verdad es sanadora y que ayuda a caminar firmes sobre nuestra historia. Hay una familia y una sociedad que los espera, y un derecho que les debe ser restituido, a nuestros nietos y nietas, pero también a sus hijos e hijas. A quienes conozcan alguien que podría ser hijo o hijas de personas desaparecidas les pedimos que acompañen en este proceso y a aquellos que tienen dudas sobre su origen, los alentamos: «Animate a dar el paso».