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Análisis internacional: «Arrancó la carrera por la Casa Blanca»


El pasado 15 de enero, en Iowa, comenzó la primera etapa de un largo camino hasta el 5 de noviembre, cuando los estadounidenses elijan a su próximo presidente. ¿Habrá revancha Biden vs Trump?

Por Damián Umansky – Especial para CLG

El pasado 15 de enero comenzó, con la primarias republicanas en Iowa, la primera etapa de la larga carrera hacia la Casa Blanca, un complejo y extenso proceso que se llevará a cabo hasta el 5 de noviembre, cuando los estadounidenses definirán si Joe Biden sigue en el Salón Oval o si los republicanos -a través de, muy probablemente, Donald Trump- toman nuevamente al poder.

A diferencia de lo que ocurre en la Argentina, por ejemplo, en Estados Unidos no hay una autoridad electoral a nivel nacional que lleve a cabo el proceso de selección de candidatos. En rigor, son los comisionados locales quienes los organizan según sus propias normativas y calendario.

Previo a la decisión final en noviembre, cada partido debe seleccionar a los candidatos a través de asambleas electorales, conocidas como caucus, donde los adscriptos al partido eligen a qué candidato respaldarán los delegados de un estado en la convención partidaria nacional. En cada estado, cada partido cuenta con un número específico de delegados que los representarán para, finalmente, designar quién competirá por la primera magistratura estadounidense. En la convención, además, el candidato presidencial anuncia oficialmente quién será su compañero de fórmula.

Este año, se espera que haya un total de 4.516 delegados en la convención demócrata y 2.429 en la republicana. Como el candidato elegido necesita la mitad más uno de los delegados, el futuro candidato demócrata deberá ganar, al menos, 2.259 apoyos y el republicano, 1.215. En el caso del partido oficialista, el proceso será un formalismo: Joe Biden buscará la reelección y no tiene rivales internos de peso.

Iowa puso primera y ratificó el favoritismo de Trump

Luego de un proceso de votación marcado por las temperaturas gélidas de -23°c, Donald Trump obtuvo una amplia ventaja en las primarias republicanas del estado de Iowa. El magnate se impuso con el 51% de ellos, mientras que Ron DeSantis, gobernador de Florida, superó por poco a la exembajadora de la ONU, Nikki Haley, en el segundo lugar.

Tras estos resultados en Iowa, De Santis decidió retirarse de la contienda y volcar su apoyo a Trump. Ahora, la carrera se redujo a sólo dos. Haley, aspira a recortar distancia en New Hampshire aunque, pareciera, la suerte estaría echada en favor del ex presidente.

Como demostró Iowa y las principales encuestas entre los republicanos, los obstáculos de Donald Trump en su ambición por volver a la Casa Blanca no parecen estar en sus coyunturales adversarios internos, sino en sus problemas judiciales.

El ex mandatario colecciona inconvenientes con la justicia: desde acusaciones por agresión sexual -con condena en algún caso-, hasta cuestiones fecundadas en el ejercicio del poder, como la causa abierta por llevarse ilegalmente -e incluso destruir- archivos clasificados del gobierno federal, hasta su presunta responsabilidad por insurreción y toma del Capitolio el 6 de enero de 2021 (cuando el Congreso se disponía a certificar la victoria del actual presidente Biden).

No obstante, para los fieles seguidores que conserva Trump, estos litigios se tratan de lo que consideran una estrategia de “persecución política”. No sorprende, tratándose de la misma masa crítica que acuña la creencia de que las elecciones del 2020 estuvieron amañadas y consideran que Biden es un presidente “ilegítimo”.

Por el lado Demócrata

Por el lado del oficialismo, Joseph Biden, en caso de ser reelecto, asumirá con 82 años. Su figura no ha logrado, incluso en la victoria, generar pasiones entre los demócratas. De todas formas, podrá exhibir en la campaña los éxitos económicos de su presidencia. El crecimiento del empleo se aceleró durante 2023.

Sin embargo, Biden es cuestionado por el rol de los Estados Unidos en conflictos “puertas afuera”, como la guerra entre Israel y Hamas, y la tremenda erogación económica y armamentista para apoyar a Ucrania para contrarrestar la invasión de Rusia. Como nunca desde el fin de la Guerra Fría, se ha puesto tanto en duda la hegemonía mundial del país del norte.

El actual líder de la primera potencia de occidente también es mirado de reojo por sus problemas de salud, evidenciados en actos públicos donde se lo ha visto en reiteradas ocasiones desorientado y errático.

Como se señaló al comienzo del presente artículo, en el caso de los demócratas las primarias son apenas un formalismo. Sin embargo, hay otros aspirantes a correr en la escudería oficial: la escritora Marianne Williamson, una de las candidatas más progresistas, cercana ideológicamente a los senadores Bernie Sanders o Elizabeth Warren. Otro candidato demócrata es el empresario millonario Dean Phillips, un moderado elegido a la Cámara de Representantes por Minnesota en 2018.

En tanto, restan aquellos que se postularán de manera independiente, es decir por fuera de los dos partidos principales. Aquí se destacan Robert F. Kennedy Jr. de 69 años, sobrino del ex presidente JFK, con quién asegura mantener conversaciones más allá que su tío hace años “está en otro plano”.

El Partido Verde también promete aportar la cosecha de votos habitual. Escasa para una pretensión de victoria, pero que puede ser decisiva ya que cada sufragio a este espacio resta en el poroteo final a los demócratas en algunos estados clave. Hillary Clinton puede dar cuenta de ello.