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Análisis: «¿Dónde está la casta?», se pregunta la clase media argentina antes del vendaval de aumentos que se viene


Javier Milei, presidential candidate of the Liberty Advances coalition, speaks at his campaign headquarters after polling stations closed during primary elections in Buenos Aires, Argentina, Sunday, Aug. 13, 2023. (AP Photo/Natacha Pisarenko)

Por Emiliano Rodríguez (*) - Noticias Argentinas

Por Emiliano Rodríguez (*) – Noticias Argentinas

El presidente Javier Milei envió finalmente su mega DNU 70/2023 al Congreso para su evaluación legislativa, mientras fuerza los tiempos parlamentarios con el otro mamotreto que recibieron en los últimos días diputados y senadores: la llamada Ley Ómnibus, que debe ser analizada contrarreloj en sesiones extraordinarias antes de su discusión formal en comisiones y más tarde en el recinto, en caso de obtenerse dictamen.

A medida que transcurren las jornadas, los plazos se acortan y en los pasillos del Parlamento nacional crecen las sospechas de que Milei podría terminar convocando a un plebiscito para someter a escrutinio popular sus elefantinos planes reformistas, si los congresales no logran avanzar con el tratamiento del DNU y, sobre todo, de la «Ley Bases», como pretende el Gobierno que sea denominada esa iniciativa a partir de ahora.

Se trata de una propuesta legislativa que incluye más de 180 páginas y 664 artículos con modificaciones de cientos de normativas vigentes, en algunos casos mal redactados o con errores conceptuales, al remitir a «leyes que no existen», según pudo averiguar Noticias Argentinas consultando fuentes oficiales. Esto implica un desafío adicional para los diputados y senadores que están analizando el texto antes de comenzar a discutirlo en comisiones, lo que está previsto para los próximos días.

Además, se espera que la semana que viene el oficialismo logre finalmente dictamen para llevar al recinto de la Cámara alta el proyecto de Boleta Única de Papel (BUP), que ya fue aprobado a mediados de 2022 por Diputados. Esta discusión se suma a los debates en torno del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023 y de la Ley Ómnibus o «Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos», en los que Milei espera obtener resultados positivos antes de que concluyan las sesiones extraordinarias, el próximo miércoles 31 de enero.

Con la «Ley Bases» como mascarón de proa de la estrategia comunicacional del oficialismo de cara a las deliberaciones que se avecinan en el Parlamento, el Gobierno busca hilvanar los consensos necesarios para que la iniciativa prospere, de igual manera que el tratamiento del DNU. En esa misión están embarcados hoy el titular de la cámara de Diputados, el riojano Martín Menem, y el presidente provisional del Senado, el puntano Bartolomé Abdala: negociando y haciendo números.

En este sentido, está claro que la administración Milei viene marcando decididamente el pulso de la agenda política doméstica desde la asunción del líder libertario como jefe de Estado, hace casi un mes. El presidente, incluso, se «superó a sí mismo» en conversaciones registradas en el ecosistema digital argentino sobre el cierre de 2023 (2 millones), tras la presentación del mega DNU, el pasado 20 de diciembre.

¿Dónde está la «casta» para pagar la «fiesta»?

Sin embargo, según un relevamiento de la consultora Ad Hoc, «ya no es todo celebración» para La Libertad Avanza (LLA) en redes sociales, un ámbito en el que Milei demostró sobradamente su capacidad para moverse como pez en el agua durante la pasada campaña electoral y que le permitió potenciar sus probabilidades de triunfo, lo que finalmente sucedió. El mandatario amplió a 45 por ciento su imagen digital negativa hacia el final del último mes del año pasado, contra 42% positiva, después de que comenzara a quedar en evidencia, a partir de las medidas económicas que impulsa el Gobierno, que el ajuste no necesariamente lo va a pagar (por completo) la política, como vociferaba el jefe de Estado electo tras su victoria en el balotaje.

«¿Dónde está la casta?», se pregunta por estas horas la clase media argentina, que se prepara para afrontar en el comienzo de 2024 un vendaval de aumentos de precios y tarifas. ¿Dónde está la «casta» para pagar la «fiesta»?, debería responder el Gobierno, si es que el país efectivamente vivió «de fiesta» en los últimos años, con una suba del costo de vida disparatada e índices de pobreza e indigencia en sostenido aumento. Asimismo, el próximo jueves 11 de enero se conocerá el dato oficial de inflación de diciembre pasado, que podría rondar el ¡30%! Y para enero se esperan números definitivamente malos también.

Superar el verano sin grandes sobresaltos sociales se asoma hoy en el horizonte cercano como uno de los máximos desafíos del Gobierno, en vísperas de lo que será el 24 de enero que viene el primer paro nacional que afrontará la flamante gestión de Milei.

En este sentido, los planes de achicamiento del Estado, el freno a la obra pública financiada con fondos nacionales y una recesión que podría traducirse en más cesantías en el sector privado se combinan para imaginar, a priori, meses convulsionados o como mínimo intensos con los que deberá lidiar la Casa Rosada en el corto plazo, pese al paraguas discursivo que intenta abrir el oficialismo sobre los «tiempos difíciles» que se aproximan porque otro remedio no queda frente a la crisis actual.

En este contexto, ya para los próximos días se espera que empleados de empresas privadas que se dedican a la obra pública (nacional) reciban telegramas de despidos tras el receso estacional de verano, que suele extenderse desde el 15 de diciembre al 10 de enero. Así lo aseguró una fuente emparentada con el sector de la construcción en diálogo con esta agencia. Del total de trabajos previstos o en proceso de ejecución a cargo del ex Ministerio de Obras Públicas de la Nación, solo el 17% continuaría en marcha, con financiamiento de organismos multilaterales de crédito. El 83% restante, que demandaba fondos del Tesoro nacional, «se frena; ya está frenado de hecho», dijo a NA la fuente consultada.

Solo en la estratégica provincia de Buenos Aires, algunas de las obras que quedarían truncas -por el momento- son la Nueva Autopista Presidente Perón (restan construir unos 5 kilómetros apenas para finalizar un tramo en la zona oeste del Gran Buenos Aires); la Autopista Ruta Nacional N°3 Cañuelas – Azul; la Autopista Ruta Nacional N°7 Luján – Junín; la Autopista Ruta Nacional N°33 Bahía Blanca – Tornquist; la continuación de la Autopista Buenos Aires – La Plata (empalme con Ruta Provincial N° 11); el corredor Mar del Plata – Olavarría, en la Ruta Nacional N° 226; nuevas Plantas Depuradoras de Líquidos Cloacales en Carmen de Patagones, General Madariaga, San Antonio de Areco, Carlos Casares, Villa Gesell y Pinamar, al igual que la ampliación de la Planta de Tratamiento Cloacal en Saladillo y la optimización hidráulica y atenuación de crecidas en la cuenca del Río Matanza – Riachuelo.

La extensa nómina continúa con 537 obras del plan «Argentina Hace», 43 del Programa Nacional de Infraestructura Universitaria en 38 municipios; 128 nuevos Centros de Desarrollo Infantil (CDI) en 98 comunas; 11 Casas de Día para Jóvenes en Almirante Brown, Ensenada, General Rodríguez, Mercedes, Morón, San Vicente, Florencio Varela, Punta Indio, Tandil, Marcos Paz y Quilmes; y seis Escuelas Técnicas de Educación Profesional Secundaria en Pilar, Berazategui, Florencio Varela, Monte Hermoso, Moreno y Quilmes, más otras 21 proyectadas en 16 municipios. Estos, a grandes rasgos, los principales trabajos en marcha o que estaban previstos en el distrito más populoso del país, motorizados con fondos de la Nación.

«El problema acá es el modelo»

«Se necesitan dos para bailar el tango y acá hay uno que no quiere bailar», dijo a Noticias Argentinas una fuente cercana a la Gobernación bonaerense. «El mayor problema es estructural. Si la economía se traba, el primer banco de pruebas que vos tenés es la provincia de Buenos Aires. Con la economía trabada, la industria deja de producir y el Estado recauda menos por una caída de los Ingresos Brutos. Eso nos puede generar a nosotros una espiral negativa muy compleja», manifestó.

«En la Argentina, el 70% de lo que se produce está destinado al consumo interno, si vos tomás medidas que afectan ese engranaje, fuiste», agregó. «El problema acá es el modelo, no existe manera de que esto pueda funcionar», insistió, en alusión al plan de gobierno que impulsa el presidente Milei en los albores de su gestión y aún con respaldo de un sector de la oposición, en el caso del PRO dentro de Juntos por el Cambio.

Ese apoyo inicial, argumentado en que «del otro lado está el kirchnerismo», se verá reflejado muy probablemente en los próximos días en el Congreso, durante la discusión parlamentaria que se avecina. Allí, se espera que el PRO otorgue luz verde en general a los planes de Milei, pero con algunas salvedades, por ejemplo: el macrismo considera que las «facultades especiales» que pretende el jefe de Estado con motivo de la crisis deberían concederse solo por un año en principio, aunque con opción a ser renovadas cada 12 meses. Además, sus legisladores intentan lograr que «los jubilados no pierdan tanto frente a la inflación».

«Nosotros, increíblemente, a diferencia de lo que sucedía hace un mes, un mes y medio, estamos bastante cohesionados», dijo un diputado del PRO a Noticias Argentinas. En ese contexto, acotó, el partido amarillo se prepara para acompañar las propuestas de Milei; no obstante, espera escuchar con atención las explicaciones que brindarán la semana que viene funcionarios del Gobierno en el Congreso: «Pusieron cosas que no se entienden en el proyecto de ley. Faltan conectores en algunos artículos y otros remiten a la derogación de leyes que no existen», planteó el legislador consultado por esta agencia.

«Queremos que vengan (al Congreso) y nos expliquen lo que no se termina de entender», indicó. «El problema es que no nos dijeron aún quiénes van a venir, para que nosotros vayamos preparando las preguntas», añadió. Y en el mismo sentido, remarcó: «Ese es uno de los problemas más grandes que tenemos acá, que no tenemos un interlocutor natural. Debería ser Martín Menem, pero está perdido. Lo están ayudando Cristian (Ritondo) y (Silvia) Lospennato con las cuestiones operativas de la cámara de Diputados».

Finalmente, consignó: «A Martín Menem le llevás los temas y se te queda mirando, no sabe qué hacer. (Guillermo) Francos dice una cosa, (Luis) Caputo dice otra», en referencia a los ministros del Interior y de Economía, respectivamente. «Nosotros lo que vemos es que al Gobierno en general lo han formado con gente de una inexperiencia tremenda. Yo nunca vi una cosa así». «Ahora digo, no sea cosa de que estén forzando al Congreso a que no pueda tratar el DNU ni la Ley Ómnibus para después ir en contra del Congreso, porque para votar responsablemente, y no en un mar de dudas, se necesitarían seis meses de trabajo a todo vapor, no solo un mes y hasta el 31 de enero como fecha tope», planteó.

«Mi gran temor, viendo lo que está sucediendo, no es que el Gobierno fracase por las ideas, por su ideología, sino por la ineptitud. Ese es el gran peligro que veo, por la desorganización del Gobierno y la idoneidad. Y atención porque del otro lado ya se están organizando y están preparando un lío grande para el 24 (de enero)», enfatizó el diputado. «En definitiva, toda la política argentina se va a ir acomodando en función de cómo le vaya a este Gobierno. Mientras tanto, estamos todos dando vueltas como si estuviéramos dentro de un lavarropas», subrayó finalmente.

(*) – Director periodístico de la agencia Noticias Argentinas (NA)