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Tras ser reglamentadas

Amnistía Internacional advirtió sobre el uso de las pistolas Taser


Amnistía Internacional aseguró este martes que las pistolas Taser que comenzarán a ser empleadas en dos meses por las fuerzas federales de seguridad «son menos letales o dañinas que las armas de fuego», aunque alertó que «son susceptibles» a ser utilizadas «para cometer abusos» porque pueden «infligir dolor severo pulsando un botón sin dejar señales importantes».

En un comunicado difundido a raíz de que el gobierno reglamentó hoy el uso de esas armas, el organismo de derechos humanos advirtió que «en la práctica, rara vez se usan como alternativa y a menudo son utilizadas en circunstancias en las que no hay riesgo de muerte ni de lesiones».

Al respecto, Amnistía recordó que «el Comité contra la Tortura de la ONU sugirió abolir su uso y alertó sobre la necesidad de garantizar que las armas de descarga eléctrica se utilicen exclusivamente en situaciones extremas y limitadas».

En ese sentido, la entidad indicó que «las situaciones extremas implican una amenaza real e inminente para la vida o un riesgo de lesiones graves» y este tipo de pistolas «debe utilizarse solo como sustituto de las armas letales y únicamente por personal de las fuerzas del orden capacitado».

«El punto es cómo el gobierno puede garantizar que las fuerzas de seguridad hayan sido capacitadas y estén preparadas continuamente para que no ocurran usos incorrectos», señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

Por su parte, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) advirtió que «las pistolas Taser provocan un dolor intenso, es decir que su uso puede ser considerado tortura o trato cruel, y pueden ocasionar la muerte».

¿Respecto de que la normativa indica que se puede «inmovilizar ante un peligro inminente», el CELS sostuvo que «que no se describe de ningún modo y así el reglamento potencia los riesgos de letalidad y tortura, en lugar de disminuirlos como afirmaron las autoridades».

El organismo también advirtió que «se debe utilizar un modelo de Taser que permita limitar el tiempo de duración de la descarga a cinco segundos porque si supera los 15 segundos, el riesgo de muerte se eleva significativamente».
También -sostuvo- la mayor parte de las muertes relacionadas con su uso no ocurren en el momento de la descarga, sino más adelante, a causa de paros cardíacos o golpes al caer.