El objetivo es dar a los investigadores la oportunidad de determinar cuál podría ser la mejor organización posible para evitar que la gente se infecte
La Universidad alemana de Halle intentó dar certezas sobre si es posible autorizar los conciertos de música pop al realizar un experimento con más de 2.000 participantes en Leipzig y medir la posibilidad de contagio de coronavirus.
El cantante Tim Bendzko aceptó tomar parte en este test dando tres mini-conciertos en diversos formatos durante un día, con número variable de espectadores y de distancia, más las medidas higiénicas.
El objetivo es dar a los investigadores la oportunidad de determinar cuál podría ser la mejor organización posible para evitar contaminaciones.
Solamente personas jóvenes y con buena salud fueron aceptadas para buscar limitar el riesgo de contagios.
«Este proyecto debe sentar las bases para una reanudación en toda Alemania del sector entretenimiento, particularmente afectado por las medidas restrictivas ligadas a la pandemia», afirmó el ministro regional para la Ciencia de Sajonia-Anhalt, Armin Willigmann, que subvenciona el estudio con un millón de euros.
Todo se desarrolló en una gran sala de concierto. Los voluntarios debían presentar un reciente test negativo al coronavirus y se les tomaría la temperatura corporal al ingreso y usarían todos un máscara de tipo FFP2 y un dispositivo que repasaba sus movimientos y sus contactos en el interior, indicó la agencia de noticias ANSA.
Los desinfectantes fluorescentes permitirían observar cuáles superficies los participantes tocaban más a menudo con las manos y fueron monitoreadas las partículas emitidas durante la respiración.
Gracias a los datos recogidos, los investigadores desean definir un modelo matemático para evaluar los riesgos de propagación en una gran sala de concierto. Los resultados serán publicados en el otoño europeo.