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Al menos 258 millones de personas viven al límite por falta de alimentos, un nuevo récord


La ONU estima que el 22,7% de la población mundial sufre la peor cara del hambre

Unas 258 millones de personas necesitaron ayuda alimentaria de urgencia en 2022, debido a los conflictos, las crisis económicas y las catástrofes climáticas, una cifra muy superior a los 193 millones del año anterior, señaló el informe anual que elabora la ONU, que además anticipó un 2023 en el que la situación seguirá empeorando.

La inseguridad alimentaria aguda aumenta «por cuarto año consecutivo», con millones de personas «sufriendo un hambre tan severa que amenaza directamente su vida», según el Informe Global sobre Crisis Alimentarias realizado por una red de 17 entidades, entre ellas el organismo de la ONU para la alimentación y la agricultura (FAO).

El informe, de cuya elaboración participaron también la Unión Europea (UE) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, es «una dura crítica contra la humanidad, incapaz de avanzar para eliminar el hambre, el objetivo de desarrollo sostenible número 2» de la ONU, lamentó el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.

La ONU estima que el 22,7% de la población mundial sufre la peor cara del hambre y dijo que el informe muestra que en 2022 alcanzó el peor dato desde que comenzó a realizarse el estudio, hace siete años atrás. No obstante, para esta edición del informe, la cifra de países y territorios analizados se amplió de 53 a 58.

La situación es especialmente dramática en Afganistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria y Yemen, países donde se concentra más del 40% de la población mundial con «inseguridad alimentaria aguda», el tercer nivel en una escala de cinco que tienen en cuenta los analistas, sólo por debajo de la emergencia y la hambruna.

Los expertos detectaron niveles alimentarios catastróficos en siete países durante algún momento de 2022, dijo el informe.

La mayor parte de los casos corresponden a Somalia, en el noreste de África, aunque el informe también incluye escenarios dramáticos en Afganistán, Burkina Faso, Nigeria, Sudán del Sur, Yemen y Haití -en este último país, en América, por primera vez en la historia-, informó la agencia de noticias Europa Press.

El hambre representa además una especial amenaza para colectivos vulnerables como la infancia, cuya vida directamente corre peligro por no ingerir los nutrientes necesarios en una fase clave para su desarrollo físico e intelectual.

El informe sitúa por primera vez los problemas económicos como principal causa en algunas de las crisis alimentarias, en gran medida por las subidas de precios o los cortes en las cadenas de suministros derivados a su vez de la guerra en Ucrania.

En concreto, la economía es el principal detonante de la inseguridad alimentaria aguda en 27 países, lo que redunda en 83,9 millones de personas -en 2021 el dato rondaba los 30,2 millones-, mientras que los contextos de conflicto o inseguridad figuran en cabeza en 19 países donde hay 117 millones de personas con graves necesidades.

El factor climático también fue clave en 12 países. El informe da cuenta de 56,8 millones de casos de personas con hambre por motivos climáticos, más del doble que en 2021. La sequía en el cuerno de África, los temporales en la zona meridional de este continente o las inundaciones en Pakistán figuran en esta categoría.

Guterres dijo que consideraba «inconcebibles» estas cifras.

Las perspectivas para 2023 tampoco son alentadoras, teniendo en cuenta la persistencia de algunos de los principales conflictos, los problemas económicos que aún se arrastran incluso desde la peor fase de la pandemia de la Covid-19 y la previsible concatenación de climas extremos y desastres naturales, como anticipa el informe.

Sólo las proyecciones elaboradas a partir de 38 de los 58 países adelantan que hasta 153 millones de personas sufren graves carencias y unas 310.000 estarán en situación de catástrofe, principalmente en Somalia pero también en Burkina Faso, Haití, Malí, Nigeria y Sudán del Sur.