Al menos 24 personas murieron tras el descarrilamiento de un tren en el noroeste de Turquía, lo que representa el accidente ferroviario más mortífero en este país desde 2004, según el nuevo balance oficial anunciado este lunes.
El tren tansportaba a 362 personas desde la localidad de Kapikule, en la frontera con Bulgaria, hacia Estambul, cuando descarrilaron seis vagones a la altura del pueblo de Sarilar.
El viceprimer ministro turco, Recep Akdag, anunció este lunes por la mañana que 24 personas fallecieron en el accidente y que también había decenas de heridos.
La ministra de Sanidad, Ahmet Demirca, indicó que 318 heridos recibieron atención médica en hospitales tras el accidente, y que 124 de ellos aún siguen ingresados este lunes, según declaraciones citadas por medios turcos.
Las operaciones de rescate terminaron este lunes por la mañana, anunció el vicreprimer ministro turco.
El Ministerio de Transportes explicó en un comunicado que el descarrilamiento se produjo por las abundantes lluvias que dañaron el estado de las vías.
El tren parecía circular en una vía antigua, con un único sentido.
El ministro de Transportes, Ahmet Arslan, precisó que revisaron los rieles en abril.
Más de 100 ambulancias se desplazaron al lugar del accidente, declaró un responsable del Ministerio de Sanidad, Eyup Gamus, en la cadena de televisión pública TRT Haber.
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-Accidentes mortales- . .
El ejército turco también envió varios helicópteros, según indicó en un comunicado.
El presidente turco, Recep Tayip Erdogan, que inicia este lunes su nuevo mandato de cinco años con un poder presidencial reforzado, expresó sus condolencias a las víctimas y anunció una investigación «sobre este accidente trágico».
Durante los últimos años, la administración turca hizo un esfuerzo notable para modernizar su red ferroviaria. Varias líneas de alta velocidad fueron construidas para atraer a los viajeros hacia el tren, en lugar de otros medios preferidos, como el avión o el autobús.
El gobierno turco inauguró en 2014 su primera línea de alta velocidad en 2014, que unía Ankara con Estambul, una demostración de los esfuerzos modernizadores de Erdogan.
Esta línea redujo a tres horas y media la distancia entre las dos principales ciudades del país, mientras que antes el viaje en tren duraba siete horas.
Varios accidentes de tren se produjeron durante los últimos años en Turquía.
El más mortífero de ellos tuvo lugar en julio de 2004, con 41 muertos y 80 heridos, después de que un tren descarrilara en la provincia de Sakarya, en el noroeste del país, mientras circulaba a gran velocidad.
Nueve personas murieron en enero de 2008 tras el descarrilamiento de un tren por un estado defectuoso de las vías en la región de Kutaha, en el sur de Estambul.
Turquía desarrolló su red ferroviaria a mediados del siglo XIX, cuando todavía formaba parte del Imperio Otomano, gracias a las inversiones de Francia, Reino Unido y Alemania.
Voces críticas dicen que pagaban a las compañías extranjeras por cada kilómetro construido, lo que explicaría los recorridos tortuosos que caracterizan la red ferroviaria turca.