La guerra comercial desatada entre los Estados Unidos y China podría generar una «oportunidad» para la Argentina, dado que en 2019 tendría la posibilidad de incrementar exponencialmente sus ventas al gigante asiático.
Así lo analizó Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.
La disputa comercial entre las dos principales potencias económicas del mundo amenaza con retrotraernos a una etapa que parecía totalmente superada, alertó el último reporte del CENE.
En efecto, la guerra comercial fue la respuesta de las potencias a la Gran Depresión de la década de 1930 y el preanuncio de la Segunda Guerra Mundial.
Luego, los acuerdos de Bretton Woods establecieron reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo, destinadas a desarmar los mecanismos proteccionistas.
«Los acontecimientos recientes parecen revivir las prácticas de aquel entonces, cuando los países recurrían al bilateralismo, a devaluaciones competitivas, cuotas y otras medidas restrictivas en materia de comercio y pagos», analizó Víctor Beker, director del CENE.
Y agregó que lo paradójico es que los Estados Unidos, el país que encabezó el movimiento liberalizador, sea hoy el que se puso a la cabeza del regreso al proteccionismo, en busca de nivelar su balanza comercial, en la actualidad fuertemente deficitaria.
En concreto, la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio junto con otras medidas específicamente dirigidas a China, fue respondida por el país asiático con el establecimiento de restricciones al ingreso del poroto de soja y otro conjunto de productos provenientes de los Estados Unidos.
«Esto abre una oportunidad para la Argentina: sustituir los productos provenientes de los Estados Unidos alcanzados por los aranceles que les impuso el gobierno chino», evaluó el economista en el informe.
La Argentina tiene un fuerte déficit comercial con China: en 2017, sus exportaciones sumaron 4.593 millones de dólares, mientras que las importaciones treparon a 12.329 millones.
En ese escenario, la oportunidad abierta por el conflicto chino-estadounidense permitiría reducir dicha brecha, incrementando la venta de maíz, trigo, carne vacuna, mariscos, lana y pollo.
Esta posibilidad aparece limitada este año en el caso de la soja, por los menores volúmenes de la actual cosecha como consecuencia de la sequía pero abre el juego a mayores exportaciones para 2019.
Según Beker, esta oportunidad constituiría «un importante aporte a reducir el déficit de la balanza comercial argentina, que en 2017 totalizó 8.471 millones de dólares».