Según un informe del Ministerio de Trabajo, "no es consecuencia del crecimiento de la población desempleada, sino debido a la contracción de la población económicamente activa"
Un informe técnico elaborado por el Ministerio de Trabajo de la Nación reveló este jueves que el aumento de la tasa de desocupación que en el segundo trimestre de 2020 se ubicó en el 13,1%, «no es consecuencia del crecimiento de la población desempleada, sino debido a la contracción de la población económicamente activa (-18,7%)», provocada, en parte, por las medidas de aislamiento social, impuestas por la pandemia de coronavirus.
El informe titulado «Situación del mercado de trabajo en el segundo trimestre de 2020», elaborado en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH-INDEC), evidencia el impacto de la pandemia sobre el mercado de trabajo, situación que se explica por «una importante contracción» de la población ocupada, principalmente por la destrucción de empleos informales (trabajadores asalariados no registrados y de trabajo independiente).
El estudio señala que a pesar del crecimiento verificado en la tasa de desocupación (el índice pasó del 10,6% en el segundo trimestre de 2019, al 13,1%), el número de desocupados correspondiente al mismo período de este año se «redujo en sólo un 0,1%» con respecto a igual trimestre del año anterior.
Según el informe al que tuvo acceso Télam, el índice de desocupación no aumentó como consecuencia del crecimiento de la población desempleada, sino debido a la «contracción de la población económicamente activa (-18,7%)».
Si bien esta situación es, en parte, el resultado de la implementación de las propias medidas de aislamiento social, ya que las búsquedas de empleo se encuentran condicionadas en este contexto, el informe da cuenta que en otros países de la región donde se aplicaron medidas similares, la «desocupación creció en mayor medida que en la Argentina: Chile, un 42,9% y en Perú alcanza el 29,6%».
Destaca que la sensible caída de la población ocupada, registrada en el segundo trimestre de 2020, era una consecuencia «esperable» en el marco de las «fuertes restricciones aplicadas a la producción y a la comercialización con el objetivo de contener la extensión de la pandemia».
Según los datos relevados, en el segundo trimestre del año, cuando comenzaron a sentirse los efectos de la pandemia de Covid-19, se produjo un importante descenso de la tasa de actividad, que alcanzó al 38,4 (se redujo 9,3 puntos porcentuales respecto del año anterior).
Esta situación se explica fundamentalmente por la contracción de 9,2 puntos porcentuales de la tasa de empleo, que se ubicó en 33,4, mientras la tasa de desempleo alcanzó el 13,1, lo que significó un aumento de 2,5 puntos porcentuales, indica el estudio.
Como resultado de la contracción equivalente de la cantidad de activos (18,7%) y ocupados (20,9%), en el segundo trimestre de 2020, el número de desocupados se mantuvo prácticamente estable con respecto al mismo trimestre del año anterior: apenas mil desocupados menos (0,1% menos).
Frente a esta situación, destaca el trabajo de la cartera que encabeza Claudio Moroni, el Gobierno nacional rápidamente puso en marcha una serie de dispositivos para contener los efectos sociales y el impacto en el mercado laboral de la pandemia, como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la «política de transferencia de ingresos dirigidas a trabajadoras y trabajadores vulnerables de mayor cobertura de la historia argentina».
Resalta que la ayuda estatal a través del IFE, 9 millones de personas, alcanza a una «proporción relevante de la población que perdió el empleo durante la pandemia o enfrenta severos problemas laborales».
En relación al empleo asalariado registrado (incluyendo el sector público y el privado) el informe señala que ese segmento se contrajo un 3% en la comparación interanual (tomando como referencia la proyección de los indicadores al total urbano nacional), una caída «moderada considerando el estado de emergencia sanitaria, económica y social».
Esto se advierte con claridad -dice el estudio- al analizar la evolución interanual de esta modalidad ocupacional en los países de la región: En Chile, el empleo asalariado formal sufrió una caída del 10,8% y en Brasil, la contracción alcanzó al 6,2%.
La menor caída del empleo registrado en la Argentina se explica por las políticas laborales «contracíclicas» aplicadas por la administración de Alberto Fernández para preservar los puestos de trabajo en el contexto de la pandemia: la prohibición de los despidos sin justa causa o falta o disminución de trabajo, el programa de Asistencia de emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) y la aplicación de suspensiones colectivas reguladas (impulsado por un acuerdo firmado entre la UIA y la CGT).