Eduardo Romagnoli, flamante presidente del "Islas Malvinas", habló con CLG sobre cómo mantener el crecimiento en un entorno adverso
Eduardo Romagnoli, flamante presidente del «Islas Malvinas», habló con CLG sobre cómo mantener el crecimiento en un entorno adverso
Por Santiago Ceron
En consonancia con el cambio de gobierno en la provincia, desde el 6 de enero el Aeropuerto Internacional Rosario «Islas Malvinas» tiene nuevas autoridades. El político y empresario ítalo-argentino Eduardo Romagnoli es el flamante presidente y tendrá que desarrollar su gestión en un contexto complejo para el mundo aeronáutico del país.
El empresario nacido en Córdoba y formado en Rosario, en una extensa charla con CLG habló sobre presente y futuro del aeropuerto rosarino, los objetivos que tiene para el mismo y el desafío de mantener su crecimiento en tiempos de baja actividad.
—Llegó hace poco más de dos semanas a la conducción, ¿con qué Aeropuerto se encontró?
—Me encontré con un Aeropuerto ordenado, que tiene el respeto de otros aeropuertos y organismos, y que está en una etapa de crecimiento. Me encontré con un ente que tiene vida propia y que apunta hacia el futuro, y mi gestión se va a caracterizar por esto, por ir hacia adelante, mirar hacia lo que podrá venir e impulsar todas aquellas políticas que consoliden del crecimiento del Islas Malvinas.
—¿Qué planes tiene el gobernador Omar Perotti para el Aeropuerto de Rosario?
—Omar nos convocó tanto al secretario de Turismo como a mí para que pensemos a una provincia de Santa Fe que desarrolle tanto el turismo interno como el receptivo. Nos pidió que nos animemos a pensar y planificar distintas estrategias para que el resto de la República Argentina piense en la provincia como una alternativa turística. Tiene el convencimiento de que Rosario debe ser un nodo importante para comunicar Santa Fe con las otras 23 provincias. Está convencido de que debemos hacer crecer el turismo receptivo porque, más allá de los problemas cambiarios, es vital que Santa Fe hoy y siempre reciba dinero y no sólo exporte. Omar tiene muy en claro cuál es el rol del aeropuerto más grande de la provincia y uno de los más grandes del país: crecimiento, crecimiento y crecimiento.
—¿Y cómo se hace para crecer en un entorno tan complicado para la aviación?
—Tenemos que ser audaces en algún sentido e inteligentes en otros. En este momento la inmovilización juega en contra del crecimiento y la planificación. El temor, el miedo, que siempre son paralizantes, no aplican para este momento del aeropuerto; tenemos que seguir pensando como si en algún momento se llegase a tener 6 u 8 aviones en la plataforma que vemos desde mi oficina. Como decía un viejo profesor y amigo, esto es dramáticamente transitorio: pasará, nos adaptaremos, Argentina resolverá sus problemas estructurales de deuda, Santa Fe se encolumnará detrás de los acuerdos que tendrán que aparecer en algún momento; y el Aeropuerto, que tiene vida propia, recursos propios e ideas claras, debe seguir creciendo. Esto implica un poco de audacia, para no detener la marcha de lo que está funcionado, y mucha inteligencia para hacer una economía de gastos cuando haga falta pero invertir cuando sea oportuno o necesario. Este es el norte de mediano plazo que tiene el Islas Malvinas.
—¿En qué estado se encuentran las obras que se vienen realizando y qué lugar ocupan en su proyecto?
—Las obras son importantes porque están pensadas en grande. En este momento puedo confirmar que estamos llegando al 16% de las obras planificadas. Creo que esta primera etapa nos puede mostrar un próximo destino que es llegar a un 32 o 35%, que si lo logramos de acá a 2021 vamos a estar muy felices porque cambiaría de manera radical el tipo de aeropuerto que hoy tenemos. Es un conjunto de obras que no sólo incluye la terminal internacional, sino que también una obra de servicios que, en conjunto con YPF, terminaremos entre marzo y abril, que es una estación de almacenamiento de combustible que, una vez terminada, va a ser la obra más importante de este tipo que haya en el país. Otra de las obras tiene que ver con la iluminación: el sistema ALS que, una vez instalado, permitirá que cualquier avión pueda aterrizar con un umbral de niebla o neblina. Hoy un avión necesita 1.600 metros de visibilidad para aterrizar, con esta obra sólo necesitarán 800 metros. Esto supone que no habrán cancelaciones o demoras de vuelos entre abril y julio.
—Quedó atrás un 2019 de floja actividad, ¿qué esperan para este año?
—El 2020 es un período que marca la parte más baja de una onda de oscilación que nos tiene en alerta. Pensamos que puede haber algún vuelo que deje de existir, pero no detenemos el trabajo diario de persuadir a nuevas aerolíneas para habilitar nuevas rutas. Puede ser un año complicado en cuanto a ingresos porque la parte más sustancial de los mismos pasa por las tasas que el aeropuerto cobra por los vuelos internacionales. Eso no se compensa con más vuelos de cabotaje. De todas maneras, estamos preparados para afrontar lo que venga pensando siempre en el futuro.
—Las aerolíneas de bajo costo vienen ganando terreno en el mercado, ¿qué lugar ocupan en el AIR?
—Si pensamos en términos de cabotaje y transporte interno, las low-cost tienen un rol preponderante. Su esquema se asienta en tres pilares determinantes, que tienden a una economía de costos para poder trasladar a un pasajero. Es vital que también piensen en la calidad de servicios. Nuestros antecedentes hablan de un excelente servicio con muy buenos resultados. Para un aeropuerto como el de Rosario, poder contar con una mayor cantidad de aerolíneas low-cost que puedan comunicar a Santa Fe con el resto del país, se convierte en algo vital.
—En la mente de Eduardo Romagnoli, ¿cómo es el Aeropuerto Internacional Rosario ideal?
—Uno que cuente con una terminal para vuelos internacionales que esté dotada de todas las herramientas y servicios que tenemos planificados para hacer de este un aeropuerto modelo. También pienso en un aeropuerto que pueda ser base de alguna aerolínea, que por preferencia y convencimiento me gustaría mucho que sea Aerolíneas Argentinas. Que todas las mañanas los rosarinos y santafesinos podamos ver seis aviones estacionados que parten para distintos destinos desde esta ciudad. Poder contener en toda esta hermosa estructura a la gente que hoy la conforma, que son personas que tienen un grado de formación muy interesante, son especialistas en una materia como la aeronavegación, aquí convivimos con siete u ocho gremios que representan a todas estas personas. Sueño con que los rosarinos se identifiquen con el Aeropuerto, que lo vengan a conocer y que vengan a esta zona que está en crecimiento.