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Advierten sobre la peligrosidad de los productos químicos utilizados en peluquerías


En diálogo con CLG, Enzo Sagasti, titular de la Cámara de Salones de Peluquería de Rosario, analizó el caso viral de la adolescente que quedó pelada tras retocarse las raíces y destacó la experiencia e idoneidad que debe tener el profesional a la hora de realizar ese tipo de trabajo

Por Sofía Dalonse

El drama de Sheila Rivas, la joven que se fue a teñir a una peluquería y quedó pelada, fue un tema que generó gran repercusión en los medios nacionales. CLG dialogó con Enzo Sagasti, titular de la Cámara de Salones de Peluquería de Rosario, para conocer los aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de realizar este tipo de trabajos y algunas recomendaciones que deben considerarse al respecto.

En primera instancia, Sagasti afirmó que las situaciones que podrían llevar a la pérdida de pelo están vinculadas con el error al manipular los productos químicos que se utilizan en la peluquería. «Hay algunos que son más peligrosos que otros y requieren de la capacidad, idoneidad y profesionalismo del peluquero para que el trabajo salga bien y no ocurran estas cosas», sostuvo.

En la misma línea añadió: «Entre los productos químicos que usamos en la peluquería claramente ninguno es agua bendita. Yo siempre le digo a mis clientas el mejor producto químico de peluquería es el menos peor, todos son peligrosos. Esto no significa que no se puedan usar, sino que hay que usarlos con idoneidad».

En este sentido, señaló que «cualquier producto que tenga la capacidad de alterar la naturaleza del cabello, tanto sea la forma, o como en este caso su color, requiere de la experiencia y el trabajo minucioso del peluquero a la hora de manipularlo».

Por otra parte, explicó que el cabello no tiene sensibilidad y no toma conciencia del daño: «La señal más clara es el ardor en la piel, una cosa es que el cabello se corte a una determinada longitud pero otra muy distinta es que el pelo se desprenda del cuero cabelludo. Para que ocurra eso es porque el daño está al nivel de la piel, por lo cual debería haber tenido alguna señal, alguna sensación en su piel que advierta de lo que iba a suceder.»

Asimismo, señaló que en Santa Fe la actividad no está regulada y recomendó elegir una peluquería que tenga cierto prestigio al realizar tratamientos que requieren mayor complejidad: «Lamentablemente no existe ninguna certificación, desde la Cámara trabajamos mucho para conseguirla, pero la realidad es que no está regulada de ninguna manera porque no está colegiada. Lo que debe hacer cualquier cliente es ir a una peluquería que sea un salón con determinado prestigio y de renombre; es lo que de alguna manera garantiza el éxito del trabajo».

Por otra parte, advirtió que no todos los cabellos están preparados para todos los tratamientos con productos químicos que alteran su naturaleza. Según explicó, la resistencia del mismo es fundamental para llevar a buen puerto estos trabajos y el profesional que tiene experiencia percibe al verlo y tocarlo si está en condiciones de recibirlo: «Si hay dudas se hace un testeo, generalmente en alguna mechita escondida en la nuca, para determinar si está apto o no para el tratamiento. Hay formas de testear previamente si el cabello va a tolerar o no», señaló.

Para concluir, manifestó: «Un cabello muy finito resiste menos que uno grueso, o uno que ya está procesado resiste menos que uno virgen; también hay productos que son incompatibles entre sí, hay cabellos que han sido tratados previamente con alguno de ellos y si se utiliza otro para obtener un efecto distinto esa mezcla puede provocar daños irreparables. Todas esas cuestiones el cliente no tiene porque saberlas, pero son prioritarias para el conocimiento del profesional».