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Advierten sobre la deforestación que crece en la Amazonia de Brasil


Le piden al gobierno de Bolsonaro que detenga la deforestación del Amazonas. Tienen dos trillones de dólares en activos administrados en el país

Al menos siete grandes grupos económicos europeos amenazaron con desinvertir en Brasil si ese país no muestras progresos en detener la deforestación del Amazonas.

Se trata de productores de carne, operadoras de granos y poseedores de títulos gubernamentales, las cuales tienen más de dos trillones de dólares en activos administrados.

Entre esas empresas, que muestran al sector privado preocupado por el medio ambiente y lo que se considera como la mayor reserva natural del mundo, se encuentran el grupo finlandés Nordea y la británica Legal & General Investment Management (LGIM).

Según indica Jornal do Brasil, la deforestación de la selva amazónica brasileña llevaba 11 años ya cuando en 2019 asumió a la presidencia del país Jair Bolsonaro y aumentó un 34 por ciento en los primeros cinco meses de 2.020, según un informe preliminar del Instituto Nacioal de Pesquisas Espaciales (Inpe) de Brasil.

El presidente Bolsonaro viene enfrentado a los ambientalistas, mientras pide mayor actividad minera y actividad agrícola en la región amazónica.

Daniela da Costa-Bulthuis, gerente de portfolio para Brasil de la empresa de gerenciamiento de activos holandesa Robeco, sostuvo que «las tendencias» que ven en el gigante sudamericano «son muy preocupantes».

La ejecutiva sostuvo que hay «un desmantelamiento de los mecanismos regulatorios de control ambiental desde el año pasado».

Según Jornal, voceros de prensa de Bolsonaro se negaron a comentar las preocupaciones de los inversionistas, después que tuvieron que defender al presidente de las serias críticas de líderes mundiales por los desvastadores incendios ocurridos en el Amazonas meses atrás.

En mayo pasado, cuarenta empresas, en su mayoría europeas, amenazaron con boicotear exportaciones brasileñas si prosperaba un proyecto impulsado por Bolsonaro para conceder en forma irregular tierras públicas, una medida vista como un impulso a la deforestación que por el momento no pudo concretarse.

El mes pasado, Bolsonaro envió militares a intentar controlar la deforestación del área amazónica, pero esta volvió a crecer por decimotercer mes consecutivo con respecto al del año anterior.