El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es la causa más común de vértigo y, según las estimaciones de los médicos, entre un 2 y 3% de la población adulta puede padecer episodios de este mal.
Sin embargo, con el correr de los años este tipo de vértigo se vuelve más recurrente, ya que entre un 6 y 10% de los adultos mayores de 60 años lo padece en algún momento.
Es en este grupo de personas donde la triada de mareos, inestabilidad y vértigos son los síntomas más frecuentes.
«El VPPB es generado tras un movimiento repentino de la cabeza, como al inclinar la cabeza hacia arriba o hacia abajo, al acostarse o levantarse o al girar la cabeza bruscamente», explicó Gabriela Ferretti, médica clínica, neuróloga, auditora médica y médica legista.
Ferretti indicó que «esto causa mareos breves que pueden variar en su intensidad», por lo que «el paciente siente que él o su entorno se está moviendo o rotando y, si bien se prolonga entre 10 y 60 segundos, genera una sensación de inestabilidad que provoca mucha angustia en cada episodio».
«Esta repetición del síntoma es característica cada vez que se gira la cabeza (lo más habitual es que ocurra al flexionar la cabeza para colocarse los zapatos o al extender el cuello al buscar algo en una alacena alta)», añadió la médica.
La especialista comentó que «al tratarse de un síntoma que tiene su origen «dentro de la cabeza» puede generar una preocupación, a veces innecesaria, de un cuadro neurológico severo».
«El vértigo posicional paroxístico benigno encuentra su origen en un mal funcionamiento del oído interno. El oído interno está formado por el órgano de Corti (especializado en audición) y el laberinto. Este último está conformado por una especie de tres conductos, llamados canales semicirculares y unas estructuras llamadas ampollas», indicó.
En ese sentido, señaló que «estas estructuras están tapizadas en su parte interna por un tejido muy especializado que es capaz de registrar los movimientos del líquido que circula en su interior».
«Cuando uno se mueve, el líquido se desplaza dentro de estos túbulos, y esta información de movimiento de la cabeza es recibida por el cerebelo y los núcleos vestibulares, que, luego de algunas conexiones con otras estructura del cerebro, permiten lograr «un equilibrio deseado», ajustando la tensión muscular en la columna o balanceando los miembros, todo esto de manera inconsciente», puntualizó Ferretti.
La experta afirmó que «cada uno de los conductos, por su disposición espacial, se activa según el movimiento que haga la cabeza».