Desde el Centro de Economía Política Argentina cuestionaron la metodología utilizada y que la medición del gobierno de Milei se basa en datos desactualizados
El informe oficial del Indec que muestra una reducción de la pobreza al 38,1% en el segundo semestre de 2024 no refleja con precisión la realidad económica del país. Así lo advierte el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que cuestiona la metodología utilizada y advierte que la medición del gobierno de Javier Milei se basa en datos desactualizados.
Según el CEPA, si bien la pobreza cayó 3,6% en comparación con el segundo semestre de 2023, la manera en que se calcula esta cifra no toma en cuenta la transformación en los hábitos de consumo de los argentinos.
“La lista de gastos y los ponderadores que usa el Indec son de 2004 y 2005, cuando la estructura de consumo era muy distinta. Hoy los hogares destinan mucho más presupuesto a servicios como telefonía, transporte y plataformas digitales, pero la medición actual no refleja esos cambios”, explicó el economista Guido Bambini, integrante del CEPA.
El informe detalla que la canasta básica sobre la que se mide la pobreza se calcula a partir de un índice que combina gastos alimentarios y no alimentarios. En la medición que utiliza el Indec, el 44,2% del gasto de los hogares se asigna a alimentos, mientras que el 55,8% restante corresponde a otros rubros. Sin embargo, estudios recientes muestran que en la actualidad el peso de los servicios y el transporte es mucho mayor, lo que implica que muchas familias que hoy no figuran en la línea de pobreza en realidad sí están en situación de vulnerabilidad.
Además, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios es otro factor que el informe del CEPA pone en cuestión. “Los trabajadores del sector privado registrado lograron recuperar algo de terreno, pero los del sector público siguen un 16% por debajo de su poder adquisitivo de noviembre de 2023 y los informales un 20% abajo”, detalló Bambini.
En este contexto, el CEPA advierte que la baja en la pobreza puede ser efímera y está sostenida en una política de control cambiario que mantiene planchado el dólar. Sin embargo, un posible salto devaluatorio podría disparar nuevamente la inflación y provocar un nuevo aumento en los niveles de pobreza.
“El gobierno celebra estas cifras, pero la gente no siente una mejora en sus ingresos ni en su capacidad de consumo. Festejar estos números puede ser contraproducente”, concluyó el economista.