Política y Economía

Aborto: crecen las miradas a favor y se achicó la diferencia en Diputados


A tan sólo un mes de la fecha tentativa en que el proyecto de despenalización del aborto llegaría al recinto de la Cámara de Diputados para su discusión, la posición en contra de la iniciativa sigue siendo mayoritaria, de acuerdo a los últimos recuentos de legisladores, aunque la diferencia se acortó.

El relevamiento que semana a semana va actualizando la organización Economía Feminista arroja un total de 112 diputados en contra y 106 a favor, mientras que 37 se mantienen indecisos o decidieron no adelantar su decisión.

La diferencia de seis votos es más corta que la que se había difundido dos meses atrás (de alrededor de una decena), poco después de que el Gobierno sorprendiera dando luz verde al comienzo del debate en el Congreso.

La clave sigue estando en la franja de los diputados indefinidos: algunos de los que siguen guardando bajo cuatro llaves el sentido de su voto son los radicales Luis Borsani y Claudia Najul, los macristas Ezequiel Fernández Langan y Astrid Hummel, el kirchnerista de extracción sindical Abel Furlan, el massista Alejandro Grandinetti, la «lilita» Paula Oliveto Lago, el catamarqueño Gustavo Saadi, y los justicialistas Sergio Ziliotto Pablo Yedlin.

Algunos diputados de renombre como Daniel Scioli y Felipe Solá dieron señales de que podrían acompañar el proyecto de aborto legal, pero sin confirmación.

El Senado, en cambio, sigue siendo un territorio hostil para los promotores de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito: allí sólo tienen garantizados 16 votos a favor frente a 27 en contra, mientras que 29 legisladores siguen sin brindar definiciones.

Según adelantó el presidente de la comisión de Legislación General, Daniel Lipovetsky, quien modera los plenarios en los que se desarrollan cada martes y jueves las ponencias de oradores, la última audiencia está prevista para fines de mayo, y luego se llevarían a cabo una o dos reuniones más para dictaminar.

Durante la audiencia de este jueves, la socióloga y referente de Patria Grande Victoria Freire sostuvo que «en pleno siglo XXI defender la legalización es una batalla contra el medioevo», y al respecto detalló que la lucha es «contra la idea de que las políticas públicas deben definirse sobre creencias personales» y «contra las teorías paranoicas, que indican que vamos a abortar en masa».

«Se trata de ejercer nuestro derecho al disfrute, separado de la reproducción», afirmó, y concluyó: «Si el embarazo es una contingencia, nuestro deseo debe siempre ser la norma que nos guíe en la decisión de ser madres o no. Ni el deseo de los otros, ni la orden de ningún juez».

En tanto, reclamó que «el aborto salga del closet», y confesó que ella misma se sometió años atrás a una interrupción de un embarazo no deseado con pastillas de misoprostol, en una experiencia que definió como «no traumática».

En ese sentido, señaló la batalla se libra «contra el imaginario según el cual interrumpir un embarazo es el horror»: por el contrario, consideró que el aborto «no tiene por qué ser una experiencia insoportable» si se hace de manera segura, con acompañamiento y con acceso a información.

Uno de los discursos en contra de la despenalización del aborto estuvo a cargo del presidente del Centro Islámico de la República Argentina, Aníbal Bachir Bakir, quien sólo avaló la interrupción de embarazos cuando exista un «peligro de vida para la madre» y sólo hasta «los cuatro meses de gestación», y también en casos de violación o por «malformación congénita en el feto».

Mucho más radical fue la exposición de la médica Marta Palma que opinó que «hay un sólo paso entre el aborto, que es matar a un no nato en el vientre materno, y matar a los minusválidos, los retrasados mentales, los ancianos».