Sentite Mejor

A tener en cuenta: las seis verdades sobre el consumo excesivo de sal


La sal común, o cloruro sódico, es un compuesto mineral que usamos de forma habitual como condimento. Sin embargo, desde hace varios años, los expertos vienen alertando de un posible consumo excesivo de sal en gran parte de la población.

Ha llegado a ser calificada como veneno blanco, igual que el azúcar de mesa o las harinas refinadas, sobre todo, porqué consumir una cantidad elevada durante períodos prolongados puede acarrear problemas de salud. ¿Es cierto todo lo que se dice del consumo de sal?

A continuación queremos detallar algunas de las verdades más importantes sobre el consumo desmedido de este ingrediente. Presta atención y procura atender a las recomendaciones dadas.

  1. El consumo excesivo de sal eleva la presión arterial

Hay estudios científicos que relacionan el consumo excesivo de sal con un riesgo más alto de hipertensión.

Existe una fuerte evidencia que sugiere que la sal desempeña un papel importante en la aparición de la presión arterial alta. Tener la presión arterial alta de manera crónica se conoce como hipertensión arterial.

A su vez, esto es un factor que eleva el riesgo de padecer accidente cerebrovascular y enfermedad coronaria, una de las principales causas de muerte en los países industrializados.

Algunas pruebas llevadas a cabo en países como el Reino Unido, Japón o Finlandia demostraron que la reducción de la ingesta de sal diaria conllevó una reducción de la hipertensión arterial y de la mortalidad por accidente cerebrovascular.

No obstante, como señalan los mismos expertos, estos resultados podrían haber sido reforzados por otros hábitos saludables adquiridos al mismo tiempo.

  1. Consumir mucha sal es un factor de riesgo de cáncer de estómago

Hoy en día, el cáncer de estómago sigue siendo uno de los tipos de cáncer más comunes. Las variaciones geográficas en las tasas de incidencia hicieron pensar a los investigadores que puede existir alguna relación entre este tipo de cáncer y los hábitos alimentarios.

Los principales factores dietéticos relacionados con esta enfermedad incluyen: un consumo habitual de alimentos ahumados, productos conservados en sal y alimentos ricos en nitritos.

Existen algunos estudios epidemiológicos que han analizado la relación entre el consumo excesivo de sal y el cáncer de estómago. Un meta análisis de estudios longitudinales encontró que:

“Hay una fuerte relación adversa de la ingesta total de sal y los alimentos ricos en sal y el riesgo de cáncer gástrico en la población general”.

En algunas investigaciones se hace especial hincapié en las conservas de carne, pescado o verduras en sal. Por lo tanto, la evidencia clínica y epidemiológica indica que una reducción de la ingesta de sal y de productos ricos en sal, podría conllevar una caída de la tasa de incidencia de cáncer de estómago.

  1. Los pacientes renales deben controlar la sal de su dieta

En personas con problemas renales crónicos es importante evitar un consumo excesivo de sal. Las enfermedades renales crónicas están vinculadas a factores de riesgo de cardiopatía y al empeoramiento de la función renal.

Visto el papel que desempeñan los riñones en el equilibrio de sodio, es importante moderar el consumo de sal en estos pacientes. En una revisión de estudios científicos se pudieron observar efectos positivos en la hipertensión arterial y la excreción de sodio en 24 horas.

Asimismo, se vio disminuido el riesgo de edema.Sin embargo, no se pudieron determinar los efectos a largo plazo de la reducción de sal (como, por ejemplo, reducción total de mortalidad o el empeoramiento de la función renal).

  1. Consumimos demasiada sal

La mayoría de las personas excedemos el consumo diario de sal recomendado. Muchas veces no tenemos en cuenta la sal oculta en productos de consumo regular.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo de sal de alrededor de 5 gramos al día. El problema es que, hoy en día, el consumo promedio de sal excede, y bastante, las recomendaciones de todas las guías actuales, tanto en adultos como en niños.

En algunos países donde se ha cuantificado, se ingieren de media entre 8 y 12 gramos de sal al día.

  1. Cuidado con la sal que no controlamos

El general, el consumo excesivo de sal de gran parte de la población no procede de la sal que añadimos en la cocina. Se calcula que este puede llegar a representar entre un 20 y un 25 % del total. Tiene un peso mucho más importante la sal presente en los alimentos que compramos.

La parte más importante proviene del consumo de:

Caldos y sopas preparadas, cubitos de caldo.

Salsas comerciales.

Pan, galletas y cereales de desayuno.

Embutidos y otros preparados de carne comofrankurts o salchichas.

Snacks y frutos secos salados.

Por tanto, una de las mejores medidas que podemos adoptar para reducir el consumo de sal consiste en elegir alimentos frescos, siempre que sea posible, dando prioridad a alternativas como:

Frutas y verduras

Huevos

Legumbres

Fruta seca cruda

Cereales integrales

Pescado

Carne magra fresca.

  1. Es peligroso reducir demasiado el consumo de sal

La sal, ni demasiada ni muy poca. Lo sano, como en muchos casos, está en el equilibrio. Hemos visto que debemos vigilar su consumo desmedido. Sin embargo, no hay que eliminarla por completo ni reducirla a cantidades mínimas, sobre todo si somos personas sanas.

La sal también es necesaria, ya que, gracias al sodio, nuestro organismo es capaz de mantener un buen nivel de hidratación, transportar oxígeno y nutrientes, y producir estimulación nerviosa.

Un consumo insuficiente o muy bajo, nos puede acarrear problemas de salud. Paradójicamente, tanto el alto como el bajo consumo de sal es un factor de riesgo de padecer hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.

Así que, vistas algunas verdades sobre su consumo, ya sabemos que la sal en la dieta, en su justa medida. Consulta a tu médico o nutricionista si tienes dudas al respecto.