En febrero a Daira le detectaron un tumor en la cabeza y desde entonces sus padres pusieron todas las energías para el tratamiento. Pero nunca pensaron que la ayuda llegaría desde el colegio San Francisco Solano
Por Gonzalo Santamaría
Marcelo y Betiana son los padres de Daira, que a comienzos de este año fue diagnosticada con un tumor en su cabeza. A partir de allí comenzó un rally de averiguaciones y estudios médicos que definieron el tratamiento que la joven debería llevar adelante, con viajes de Buenos Aires de por medio. Lo que nunca imaginaron es que la solidaridad llegaría desde el grupo de madres del colegio San Francisco Solano, donde asiste la adolescente de 12 años.
La mamás organizadas armaron un flyer y le dieron difusión a la historia de Daira, la cual llegó a muchísima gente. «La gente fue muy solidaria y estamos agradecidos, primero a las mamás y a la gente que ayudó, mil gracias», dijo a CLG el papá de la niña, Marcelo Monzón, quien fuera jugador de Los Murciélagos, la selección argentina de fútbol para ciegos.
Marcelo, al igual que Betiana, son no videntes y la pandemia agravó su situación económica debido a la inestabilidad laboral. Daira, contó el padre, heredó la enfermedad de él: retinoblastoma. Básicamente, esta afección genera un tumor que se trata con quimioterapia y rayos.
Desde muy pequeña la niña combatió la retinoblastoma, pero le costó la pérdida de visión en uno de sus ojos a los cinco meses de vida debido al avance de la enfermedad. «Lo tenía en los dos ojos, pero de uno se recuperó y se realizaba controles todos los años», relató Marcelo.
Año a año partía desde Rosario hasta la ciudad de Buenos Aires, directo al Hospital «Prof. Dr. Juan P. Garrahan«, el centro más importante en salud pública, gratuita y de alta complejidad para niños de la Argentina. Pero la pandemia, debido a las restricciones de movilidad, frenó los chequeos médicos.
En febrero de 2021, Daira comenzó con dolores de cabeza. Primero fue tratada por una sinusitis, más tarde por una infección en el lagrimal. Todo en Rosario, sin encontrar soluciones ni curas. El problema se agravó con la obstrucción de una fosa nasal y los estudios detectaron la presencia de un tumor.
Con ese diagnóstico, Marcelo y Betiana acudieron al Garrahan, donde la historia clínica de su hija se fue construyendo.
Allí, tras varios estudios, el panorama fue claro, contó Monzón: «Nos enteramos que era un tumor maligno, alojado en la parte frontal del cráneo y justo en una zona donde pasa el sistema nervioso, sumado a que se complicó porque es un lugar difícil de acceder para los cirujanos».
Es por ello que le confirmaron un tratamiento con quimioterapia.
«En estos días recibimos un diagnóstico muy duro como padres porque no es muy alentadora ya que es un tumor que se llama osteosarcoma, esto significa que es un tumor de hueso y por donde está y por el tamaño que tiene no es operable», detalló Marcelo y sentenció que como padres lo único que queda por hacer es «rogar» para que el tratamiento dé resultados y «reduzca un poco» el tumor.
En los próximos siete días (entre el lunes 28/6 y el domingo 3/7), Daira tendrá más estudios para ver si el tumor está o no alojado en otra parte de la cabeza y/o cuerpo. Luego de eso comenzará la quimioterapia.
«Estamos un poco con miedo y asustados, es una situación difícil para nosotros», se sinceró Marcelo que junto a su mujer y los dos hermanos de Daira, Jonás y Belén, esperan un avance en las próximas semanas. «Hasta que Daira no esté bien, nosotros no vamos a estar bien», manifestó.
Antes de llegar al nosocomio porteño apareció la foto. Es que las madres de las compañeras de Daira decidieron ayudar a la familia desde su lugar. «Que lo económico no sea un problema más», reveló Marcelo que le dijeron el grupo cuando le consultaron si podían difundir la foto. «El flyer lo hicieron ellas y gracias a eso mucha gente se está enterando, quiere ayudar y estamos muy agradecidos».
Daira tiene miedo, entiende a lo que se enfrenta, sin embargo no conoce la complejidad. Los médicos no dan mucha esperanza y la familia ruega con fuerza y pasión para que el tratamiento tenga sus efectos positivos. En el medio, la solidaridad con la familia empuja aún más a seguir combatiendo a este mal.
La colaboración se puede dar a través de una transferencia o depósito en la cuenta a nombre de Claudio Monzón cuya CBU es 0340080708800001374001 (Banco Patagonia).