La ex actriz y su esposo, el príncipe Harry, anunciaron hace un tiempo que renunciaban a sus deberes reales. Sin embargo, siguen trascendiendo molestias y hostilidades
Meghan Markle, ex actriz estadounidense y esposa del príncipe Harry de Inglaterra, volvió a estar en boca de muchos al hacerse público un memo de sus abogados. En el mismo, Markle se describe como expuesta a las habladurías y a la hostilidad de la prensa, «no protegida» por la familia real e imposibilitada de defenderse en primera persona debido a las reglas de la comunicación real y la cautela del palacio.
En el comunicado de sus abogados, Markle renuncia a los deberes oficiales de la corte. En este sentido, la ya pública decisión del matrimonio de vivir en Estados Unidos se tiñe de resentimiento: consecuencia también del sentimiento de abandono y aislamiento experimentado por la ex actriz afroamericana entre los Windsor durante la espera del pequeño Archie.
Una recriminación explícita hacia la institución monárquica surge de los papeles procesales de la acción legal entablada en estos meses con la acusación de violación de la privacidad y derechos de copyright de la duquesa de Sussex y su marido contra el Daily Mail, medio símbolo de la derecha populista británica. La disputa hace referencia en particular a la publicación de parte del diario británico, sin la autorización ni el punto de vista de la autora, de algunas cartas enviadas por Meghan a su padre, Thomas, en 2018.
Durante las audiencias, el colegio defensivo de la compañía editora del Mail invocó como justificación de la decisión de Thomas Markle de hacer trascender los textos de Meghan en el diario el hecho de que algunos amigos de la duquesa, cubiertos por el anonimato, hubieran hablado previamente a la prensa en tono negativo sobre el comportamiento de él y en defensa de ella.
Los abogados de los duques de Sussex replicaron explicando que estos testimonios en realidad nunca habían sido acordados con la pareja, que había pedido a todos atenerse a la orden de «no comment» impuesta por los encargados de prensa de la realeza. Y no dejaron de subrayar las buenas intenciones frente a la lluvia de «artículos falsos y difamatorios» de los medios más encarnizados, que -según estos amigos- habrían causado a Meghan «tremendos sufrimientos emotivos y daños a la salud mental», sobre todo en los meses de embarazo.
Sobre estos artículos asimismo Harry, segundo hijo de Carlos y Diana, no dejó de plantear en el pasado la sospecha de huellas de prejuicio racista. De esas publicaciones -se lee en el memo potencialmente explosivo surgido del juicio y en poder del Mail- «la institución», es decir la monarquía, habría impedido de hecho a la pareja «defenderse sola».
Fuente: ANSA.