Cuba conmemora este jueves el quinto aniversario del fallecimiento del ex presidente. Murió a los 90 años, cuando ya había delegado el poder en su hermano, Raúl Castro
Por Alberto Galeano para Télam
Cuba conmemora este jueves el quinto aniversario de la muerte de Fidel Castro, el líder revolucionario más influyente de Latinoamérica en el siglo pasado, en medio de la lucha contra la pandemia y el bloqueo comercial que sufre hace casi 60 años y frente a los reclamos de la oposición de una apertura democrática y liberación de presos políticos.
Amado por sus seguidores en todo el continente, pero acusado de ser un dictador por sus adversarios, Castro murió el 25 de noviembre de 2016, a los 90 años, cuando ya había delegado el poder en su hermano, Raúl Castro.
El ex primer ministro y ex presidente sobrevivió a centenares de atentados, muchos de ellos organizados por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) y por la mafia de ese país, cuyos casinos y hoteles fueron expropiados cuando el jefe rebelde llegó al poder con la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959.
Nacido el 13 de agosto de 1926 en Birán, en la provincia de Holguín, al este de Cuba, fue educado por los jesuitas en la fe católica, tras crecer en una familia de clase media de inmigrantes españoles.
Hijo de un próspero plantador de caña de azúcar, se recibió de abogado en 1945 en la Universidad de La Habana y trabajó luego representando a los pobres de la capital cubana.
Castro era candidato a la Legislatura cuando el general Fulgencio Batista dio el 10 de marzo de 1952 un golpe de Estado, dos meses antes de que se realizaran elecciones presidenciales, instaurando una dictadura en el país.
El joven Castro, de gran oratoria y carisma, organizó una rebelión fallida contra Batista el 26 de julio de 1953 junto a un grupo de la juventud del Partido Ortodoxo, asaltando el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, la capital del país.
Pero el líder revolucionario fue capturado y sometido a un juicio en el que asumió su propia defensa, pronunciando su famosa frase “La historia me absolverá”, tras ser condenado a 15 años de prisión.
Después de ser liberado por una amnistía que dio Batista, partió a México, donde conoció al argentino Ernesto “Che” Guevara, quien se sumó a los rebeldes cubanos que regresaron a la isla en 1956.
Si bien la mayoría de los 80 guerrilleros murieron durante el desembarco del yate “Granma”, una decena de sobrevivientes se refugió en la Sierra Maestra, desde donde fueron organizando una insurrección en toda la isla.
El primero de enero de 1959 la guerrilla forzó la salida de Batista, nacionalizó el comercio, la industria privada, expropió tierras y las empresas de titularidad estadounidense y prohibió a todos los grupos políticos, con excepción del Partido Comunista (PC).
Poco años después, la Revolución Cubana expandió los servicios de salud y eliminó el analfabetismo que había en el país.
El 3 de enero de 1961, Estados Unidos y Cuba rompieron relaciones diplomáticas tras lo cual el presidente John F. Kennedy trató de derrocar a Castro mediante la invasión de Bahía de los Cochinos, incursión que fue derrotada por las tropas cubanas y que luego provocó la Crisis de los Misiles, provistos por la extinta Unión Soviética.
En represalia, Kennedy impuso en 1962 un bloqueo comercial a la isla caribeña que dura hasta la actualidad, y que fue condenado en diversas oportunidades por la Asamblea General de la ONU.
Cuba buscó ayuda económica en Moscú, pero el colapso del comunismo soviético en 1991 devastó a la economía cubana, que dependía de la ayuda del Kremlin.
Castro fue ratificado en el gobierno en diversas oportunidades por el PC de Cuba, con multitudinarias expresiones de adhesión que solían repetirse cada 1° de mayo, pero a lo largo de medio siglo surgieron grupos de derechos humanos que criticaron las restricciones y la falta de libertad de expresión en la isla caribeña.
El 11 de julio pasado, en medio de la pandemia de Covid-19, miles de cubanos salieron a las calles para manifestarse en contra de la escasez de comida y de medicamentos, por lo que fueron arrestados cientos de manifestantes y al menos una persona murió, según informó la organización Human Rights Watch (HRW), con sede en Washington.
De acuerdo con un documento de la ONU, elaborado a principios de octubre por cinco relatorías, un total de 525 cubanos fueron detenidos por las autoridades en los últimos meses.
El movimiento Archipiélago, promotor de las protestas opositoras en Cuba, llamó recientemente a extender hasta el sábado próximo la “Jornada Cívica por el Cambio” y una apertura democrática en la isla caribeña.
El 13 de julio pasado, dos días después de la manifestación en La Habana, el líder del PT brasileño y probable candidato presidencial Luiz Inácio Lula Da Silva reclamó el cese del bloqueo estadounidense y, al referirse a las protestas en la isla, subrayó que “los problemas de Cuba los resolverán los cubanos”.
“Cuba cuenta con un pueblo intelectualmente preparado y altamente educado, pero no podía ni siquiera comprar respiradores debido a un bloqueo inhumano por parte de Estados Unidos”, posteó Lula a través de un hilo de Twitter, en el que planteó que si la isla no sufriera las represalias económicas “podría ser Holanda”.