Dirigentes políticos y sindicales de Rosario recordaron la figura de la madre de los descamisados a siete décadas de su paso a la inmortalidad
La muerte de Eva Perón llenaba hace 70 años de tristeza a los sectores populares de la Argentina, que veían en su figura la concreción de los sueños postergados y un símbolo de los derechos conquistados gracias a la impronta que le aportó al gobierno de Juan Domingo Perón, su esposo y presidente. Ese 26 de julio de 1952 fatídico se transformó 24 horas más tarde en una peregrinación para despedir a Evita que duró hasta el 9 de agosto. Durante 16 días, bajo lluvia, sol y frío, miles de argentinos pasaron a despedir a la «abanderada de los humildes». Siete décadas después, la figura femenina más importante del siglo pasado sigue vigente en la memoria y las acciones de sus fieles seguidores, muchos de ellos enamorados de sus ideas tras leer la historia que marcó como referente social.
Luego de las elecciones de 1946 y de la asunción de Perón como presidente constitucional, Evita asumió un papel relevante dentro del nuevo gobierno al asumir la defensa de los derechos de las mujeres. Pero cuatro años más tarde, en enero de 1950, Eva fue operada de apendicitis y en esa intervención se detectaron los primeros síntomas del cáncer de cuello uterino que la aquejaba.
El 11 de noviembre de 1951 las mujeres argentinas votaron por primera vez en elecciones libres. Con su salud deteriorada, Evita sufragó desde su lecho de enferma en un hospital de la localidad de Avellaneda y la noción de que su final estaba cerca comenzó a ganar fuerza entre los simpatizantes del peronismo. Poco más de ocho meses después, Eva, Evita, la madre de los descamisados, la abanderada de los humildes, la jefa espiritual de la Argentina, decía adiós.
Por la fecha conmemorativa, CLG reunió la voz de varios actores sindicales y políticos de Rosario que recordaron a Evita.
Alberto Botto, secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza de Rosario aseguró que «más que fallecimiento de Eva Duarte es el nacimiento de un mito: falleció Eva Duarte, pero nació Evita en el corazón de todos los argentinos, fundamentalmente en la clase trabajadora».
«Recordarla siempre es bueno y es volver a la fuente que nos dio dignidad y nos enseñó a luchar por nuestros derechos«, añadió el gremialista y mencionó a la referente del peronismo con una frase: «Evita decía que ‘la patria no es de ninguna fuerza, sino del pueblo y que cuando algo se sobrepone al pueblo está en peligro la libertad y la justicia'».
Por último, llamó a toda la comunidad a «luchar y tratar de revertir esta situación compleja que estamos atravesando como Evita nos enseñó».
Desde la Legislatura santafesina, el diputado provincial Luis Rubeo señaló en diálogo con CLG: «Sin dudas es la llama más motivadora de la revolución justicialista, la que ponía corazón, entrega, garra. Esa mujer que todos los días nos hacía enamorar de la causa más legitima, que es defender a los humildes«. Y definió a la fecha en conmemoración como «trágica para la Argentina y el movimiento nacional y popular».
El diputado provincial aseguró que como «todos aquellos que comulgamos la idea del justicialismo, debemos reafirmar más que nunca nuestro compromiso con los trabajadores» y en este sentido remarcó la importancia de realizar «acciones concretas, defendiendo a los humildes desde cada lugar que nos toca».
Por último, afirmó: «Mi compromiso permanente está con esas ideas que me enamoraron de muy joven y que sigo militando».
Por su parte, la concejala y referente gremial de la UOM, Silvana Teisa, también recordó junto a CLG la figura de Eva Duarte: «Era mucho más que una mujer valiente y que solamente pensaba en mejorarle los derechos y calidad de vida a los argentinas».
«Como mujer sólo queda admirarla y rescatar su lucha a las adversidades siempre en post de defender a los más vulnerables», agregó la edila rosarina y pidió «seguir recordándola y homenajeandola» porque así seguirá estando «en los corazones de los argentinos y principalmente en la clase trabajadora».
Eva Duarte, de apenas 33 años, entró en coma el 26 de julio, en horas de la mañana y, según la historia oficial, su deceso se produjo a las 20.25. Poco después de una hora, el locutor Jorge Furnot le confirmaba la triste noticia al país por la cadena nacional.
«Cumple la Subsecretaría de Informaciones de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación», puntualizó el comunicado.
Se declaró entonces un duelo que se extendió hasta el 11 de agosto, y hasta ese día no hubo funciones de cine, teatro, ni tampoco espectáculos deportivos, mientras las radios transmitían música sacra.
Los restos fueron velados primero en el Ministerio de Trabajo, y luego trasladados al Congreso Nacional, por donde desfilaron durante días cientos de miles de personas para despedir a la mujer que había entregado los mejores años de su vida a su tarea social y política.
Luego, su cuerpo sería depositado en la sede de la CGT, en la calle porteña Azopardo, donde el médico español Pedro Ara le dio un tratamiento para embalsamarlo a la espera de que se le construyera un mausoleo, algo que la caída del peronismo frustró.
Tras el golpe de Estado perpetrado en septiembre de 1955, el cadáver de Evita fue secuestrado y peregrinó durante años por distintos lugares, hasta que recibió sepultura con la falsa identidad de una monja (María Maggi de Magistris) en un cementerio de Milán, Italia.
Recién en 1971, los restos fueron entregados por agentes del entonces Servicio de Información del Ejército (SIE) a Perón en España, donde se encontraba exiliado.