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A 44 años de una masacre que aún clama por justicia


Por Alejandro Maidana

El 23 de enero de 1974, en el kilómetro 674 de la Ruta 9, cerca de Rio Segundo,  agentes del Comando Radioeléctrico de la ciudad de Córdoba masacran a 5 cooperativistas de la Federación Argentina de Cooperativas Agrarias (FACA).

Las víctimas: Víctor Cantoia, Gerente de la Cooperativa Agrícola Ganadera de Armstrong Ltda.; Aldo Alberto Viotto, Jefe de Contaduría de la cooperativa; Ernesto Pascucci, Jefe de la sección Almacén; Roberto Blanch, Jefe de la sección Tienda y Odorico Montórfano, Supervisor Contable de F.A.C.A. Rosario. Menos este último, oriundo de Rosario, los demás eran de Armstrong (Santa Fe). La comitiva de cooperativistas, víctimas del terrorismo de estado, se dirigía desde Armstrong a Colonia Caroya para tomar como modelo un supermercado que tenían ubicado en esa localidad en miras a construir otro similar en la localidad de Armstrong.

La figura de Obregón

El nefasto suceso tiene su anclaje en un clima de país enrarecido, el objetivo, en esos tiempos, era desestabilizar y derrocar al gobernador de la provincia de Córdoba, el Dr. Obregón Cano (quien había liderado el Cordobazo durante el `69).

Dicho hecho sucedió el 27 de febrero del ´74 con el conocido “Navarrazo”, donde el jefe de policía de la provincia de Córdoba, Antonio Navarro, depuso al gobernador Obregón. En tanto, un mes antes, el 23 de enero se montó un operativo por parte del Comando Radioeléctrico de la Policía Cordobesa, cuyo fin inmediato era asesinar a 5 agentes de la Policía Federal que pasarían por el Km 674. Los agentes de la policía provincial, apostados a los costados de la ruta, tenían la orden de asesinar a cinco hombres de la Federal, que se dirigían en un Falcon color borravino.

Una ruta, el mismo auto, el mismo color, un oscuro destino

Esperaban el Ford Falcon de los agentes Federales, pero se toparon con el de los cooperativistas, y sin mediar palabra, y de una manera deleznable, los ejecutarían. Afirmaciones de testigos hablan de hasta “un tiro de gracia”, haciendo caso omiso a las plegarias previas de los trabajadores. La orden había sido acatada, pero los destinatarios eran otros, ahora era el momento de ocultar pruebas veraces para darle paso a las falaces.

Plantaron armas, los documentos y demás pertenecías de las víctimas fueron hechos desaparecer, solo algunas fueron encontradas en las cercanías del lugar. Un suceso extremadamente oscuro, que no haría otra cosa, que allanar el camino que se consolidaría a partir del 24 de marzo de 1976. Bajo el miserable rótulo de “extremistas”, “revolucionarios marxistas”, o sencillamente “guerrilleros”, fueron estigmatizados para tratar de desactivar y ensuciar cualquier tipo de investigación seria.

El juicio a los 19 policías imputados fue una farsa, la sentencia judicial calificó a la matanza como “exceso policial en cumplimiento del deber”, algo que tanto las democracias, como las dictaduras, se han dedicado a imponer, para consolidar su Statu Quo.

La investigación dividida en tres partes

Malcon Perucca Montórfano es nieto de Odorico Montórfano, e hijo de Laura. Movilizado por el cruel asesinato de su abuelo, rompió las cadenas del olvido, para poder abrazar fuerte la memoria, la verdad, y seguir luchando por la justicia.

“Mi vida como nieto de uno de los cooperativistas masacrado aquel 23 de enero de 1974, me llevó a dividir la investigación en tres partes”, de esta manera iniciaría el diálogo Con la Gente, Malcon.

“La primera está ligada a la identidad, en escudriñar mis raíces, saber quién fue mi abuelo, qué sentía, qué creía, qué pensaba, qué soñaba, qué clase de persona era él, para de esta manera, poder reconstruir mi identidad”, indicó.

Este sentimiento lo llevó a recorrer diferentes ciudades para ir recabando datos y experiencias de don Odorico.

“En la segunda parte me dediqué a analizar más el contexto social y político, que en el documental realizado del caso, me ayudó mucho a comprender en qué marco se dio la masacre de los 5 cooperativistas. Aquí queda claro la necesidad de consolidar la memoria y la verdad”, sostuvo.

La tercera y última parte, “como aún nos adeudan la justicia, ya que la sentencia fue un verdadero bochorno, la idea es insistir con esto. Aun creemos en la posibilidad de reabrir la causa ya que es un delito de lesa humanidad, por ende imprescriptible”, relató el nieto de Montórfano.

“Lo más transcendente de todo esto es fortalecer la memoria, aún más en este contexto donde se pretende borrar parte de la historia. Hoy más que nunca debemos defender la memoria, por la vida misma. Esta masacre la perpetró el Estado, por eso debemos seguir juntos para gritar NUNCA MÁS”, concluyó.