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A 42 años de la muerte de Juan Pablo I, el Papa de la sonrisa


Su pontificado fue uno de los más breves de la historia: duró apenas 33 días. Tenía 65 años. Fue proclamado Venerable en 2017 por el Papa Francisco

El 28 de septiembre de 1978 falleció el papa Juan Pablo I, conocido popularmente como “el papa de la sonrisa”. Su muerte sorprendió y conmovió a todo el mundo porque sucedió 33 días después de haber sido elegido sucesor de Pablo VI.

Albino Luciani nació el 17 de octubre de 1912, en Forno di Canale (hoy Canale d´Agordo), al norte de Italia, en la diócesis de Belluno. Albino era el mayor de cuatro hermanos.

Tras estudiar en el seminario local de Belluno, fue ordenado sacerdote en 1935. Posteriormente, se dirigió a Roma para continuar sus estudios teológicos en la Universidad Gregoriana.

En el año 1954 fue nombrado vicario general de Belluno, y cuatro años más tarde el papa Juan XXIII, en Roma, lo consagraba obispo para la diócesis de Vittorio Veneto, cerca de Venecia.

En 1969, el papa Pablo VI lo nombró patriarca de Venecia, y en 1973 fue creado cardenal por el mismo pontífice.

Elección como papa

El cónclave de agosto de 1978 fue el más grande hasta entonces—en cuanto al número de cardenales asistentes—, y quizá también uno de los más cortos. Al finalizar la primera jornada, el cardenal Luciani fue anunciado como nuevo pontífice.

El nuevo papa eligió entonces los nombres de sus predecesores inmediatos: Juan y Pablo, con quienes se sentía muy agradecido y en deuda por haberle nombrado obispo y cardenal, respectivamente.

Breve pontificado

En su único discurso Urbi et Orbi, el Papa Juan Pablo I reafirmó a la Iglesia que su primer deber es el de la evangelización, y la exhortó a continuar con el esfuerzo ecuménico, indica Radio Vaticana.

En sus palabras del 10 de septiembre de aquel año, dirigidas a los representantes de la prensa internacional, les pidió que se acercaran más a sus propios semejantes, que percibieran más de cerca el ansia por la justicia, la paz y la fraternidad, y que instauraran con ellos vínculos más profundos de participación, entendimiento y solidaridad con vistas a un mundo más justo y humano.

En sus cuatro únicas audiencias generales, Juan Pablo I abordó el tema de la humildad, de la fe, de la esperanza y de la caridad, con un estilo tan personal que hizo que surgiera inmediatamente su vocación a la misión pastoral y catequística.

De hecho, otro de los nombres que con los que se recuerda a Juan Pablo I es “el papa catequista” o el “papa párroco del mundo”, subrayando su amor por la catequesis.

Fue declarado siervo de Dios por su sucesor, Juan Pablo II, el 23 de noviembre de 2003. El Papa Francisco confirmó sus virtudes heroicas el 8 de noviembre de 2017 y le proclamó venerable.

Biografía

Recientemente, con ocasión del aniversario de la elección de Juan Pablo I, a la Cátedra de Pedro (26 de agosto de 1978), la edición de L’Osservatore Romano publicó un texto extraído del prefacio del cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero y postulador de las causas de canonización.

En este texto, prefacio de la obra de Stefania Falasca, Davide Fiocco y Mauro Velati, Juan Pablo I. Biografía ex documentis, publicada por la Libería Editorial Vaticana (LEV), el cardenal Stella explica que “estas páginas constituyen un intento de restaurar la totalidad de un itinerario humano, religioso y cultural, poniendo de relieve el tesoro de una dignidad sapiencial, la de un sacerdote, obispo, patriarca y finalmente el sucesor de Pedro”.

Fundación Juan Pablo I

La Fundación Vaticana Juan Pablo I fue establecida por el Papa Francisco el 17 de febrero de 2020, para fomentar la investigación, el estudio y la profundización del pensamiento y las enseñanzas de Juan Pablo I a nivel internacional.

Con este fin, también el 26 de agosto, la fundación nombró a su Comité Científico y confirió el encargo de coordinador del Comité Científico a Stefania Falasca, vicepresidenta de la Fundación.

La primera reunión del Consejo de Administración de la Fundación Vaticana Juan Pablo I, tuvo lugar el 22 de mayo de 2020 en el Vaticano, presidida por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin