Opinión

«A 36 años de la joven democracia que parimos entre todos»


Por Pablo Cribioli

Por Pablo Cribioli – Periodista y ex presidente del Concejo (especial para CLG)

Luego de la dictadura más feroz y sangrienta de nuestro país, tenemos motivos, a pesar de las dificultades por las que hemos atravesado y aún con diferencias profundas y perniciosas, como para pensar que el futuro que
nos aguarda permitirá consolidar nuestra democracia y fortalecer las instituciones.

El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumía la presidencia de la República, José María Vernet ingresaba a la Casa Gris como gobernador de nuestra provincia y Horacio Daniel Usandizaga lo hacía en la intendencia de Rosario.

Es importante tener en cuenta el caso de nuestra ciudad porque si revisamos cuidadosamente su historia advertiremos que así como el Vasco tuvo un paso previo por el Concejo Municipal con apenas 23 años, otros hombres que también recorrieron los pasillos del Palacio Vasallo llegaron luego a la intendencia municipal para gobernar la ciudad.

La primera experiencia la protagonizó Luis Cándido Carballo, concejal, intendente y hasta gobernador electo aunque luego el golpe de 1962 no le permitiera asumir como tal. Carballo fue un hombre trascendente con un estilo de gobierno muy particular y con una impronta que marcó un camino que con el tiempo, cada uno a su manera recorrió en sus distintos gobiernos.

Administraciones decentes y austeras

Excluyendo los gobiernos de facto, los rosarinos podemos decir que en todos los casos la austeridad y la decencia ha distinguido a las distintas administraciones. Cuando en 1983 Usandizaga se hizo cargo del nuevo proceso democrático fue evidente que a pesar de las limitaciones económicas producto de la raquíticas arcas municipales, Rosario y los rosarinos se pusieron de pie.

Durante los casi 6 años de su gestión las realizaciones en la obra pública, en el área de cultura, en planeamiento y servicios públicos le dieron a la ciudad otra dimensión y otra jerarquía.

De Usandizaga a Cavallero

En 1989 tras un breve interinato del también concejal Carlos Ramírez, llegaría al Palacio de los Leones Héctor Cavallero, luego de ejercer su función como concejal durante 4 años.

El Tigre, que había sido un férreo opositor continuó sin embargo con los principales proyectos que se habían trazado a partir del 83.

Su gestión se caracterizó principalmente por motorizar obras de infraestructura enfatizando la tarea en el área de la Salud Pública para lo cual designó como secretario a Hermes Juan Binner.

En líneas generales se puede decir que como en los casos anteriores su paso por la municipalidad no fue en vano, tanto que, como a Horacio Usandizaga, les permitió luego ser en distintos períodos aspirantes a la gobernación y en ambos casos haber estado muy cerca de lograrlo.

De Cavallero a Binner

En 1995 llega a la intendencia, luego de haber pasado durante dos años por el Concejo Municipal, Hermes Binner, quien permaneció al frente del municipio 8 años.

Si hacemos una síntesis de su gestión, injusta quizá por lo breve, podemos decir que sus principales logros se materializaron en el área de Cultura y particularmente en el sistema de Salud.

Como médico y sanitarista, Binner enriqueció el trabajo que ya había realizado en su primera etapa como colaborador de Cavallero y cuando asumió como jefe de la ciudad eligió como uno de sus principales colaboradores a Antonio Bonfatti. Este último, no por casualidad, pasó por distintas áreas de la administración; ambos finalmente y luego de la experiencia acumulada en Rosario accedieron a la gobernación de la provincia de Santa Fe.

De Binner a Lifschitz

En 2003 llega el turno de Miguel Lifschitz. El caso del ingeniero es la excepción en esta breve historia, puesto que se trata de un hombre que si bien se formó en la función pública siendo secretario en distintas áreas municipales no pasó por el Concejo Municipal. Como buen ingeniero, los 8 años al frente del municipio lo distinguieron como un hombre con muchas logros en el terreno de la obra pública, algo que también lo distinguió como gobernador de la provincia.

De Lifschitz a Fein

Sobre el final de esta gestión ya se notaba cierta fatiga luego de 16 años de gobiernos socialistas, esto sin contar el correspondiente a la intendencia de Cavallero. De todos modos, en coincidencia con la finalización del mandato de Hermes Binner en la provincia y la asunción de Antonio Bonfatti en su lugar, en Rosario asumió la intendencia por dos períodos consecutivos Mónica Fein; ocupante de varios cargos entre ellos el de concejala durante el período 2001-2003.

En la lista que encabezó Mónica en 2001 el segundo lugar fue ocupado por un joven militante de Unión Cívica Radical en aquella época, Pablo Javkin. El dato es muy importante puesto que aquél binomio hoy protagoniza un hecho significativo para la ciudad: Fein finaliza su mandato y Javkin asume el fuerte compromiso de gobernar Rosario.

Por Pablo Cribioli – Periodista y ex presidente del Concejo (especial para CLG)

Como se verá hay una sucesión de hechos que se concatenan en cuanto a la importancia que adquiere para la ciudad el Concejo Municipal. Ha sido durante años el vivero al cual han recurrido los rosarinos en los últimos 60 años, salvo excepciones, como la del profesor Ruggeri en 1973 y la de Lifschitz para nutrirse de hombre y mujeres que nos han gobernado.

Es cierto que la última etapa del gobierno socialista que se va no fue buena. Está demostrado que es muy difícil sostener una gestión tan ardua como es estar al frente de una ciudad de la magnitud de Rosario sin sufrir un desgaste prematuro.

De todos modos hay que volver a destacar lo que citábamos al comienzo en cuanto a que Rosario puede sentirse orgullosa de haber tenido gobiernos limpios y progresistas. Mónica no es la excepción: su gestión tuvo puntos flacos pero ella es una mujer impoluta.

Por último, Javkin tiene a su cargo un gran desafío. Ya no pertenece a la Unión Cívica Radical aunque es un alfonsinista de pura cepa y su vínculo principal en los últimos años ha sido con el socialismo. Ha conformado un gabinete compuesto por radicales, socialistas, gente de su riñón político y profesionales provenientes de distintos sectores de la universidad.

La tarea que le espera es enorme. Para sostener una gestión empinada en un momento con problemas económicos y financieros de los cuales no está exento el municipio, y para cuidar particularmente la solidaridad social con los más necesitados.

Se requerirá no sólo de su formación y trayectoria política y profesional -fue concejal, diputado provincial, diputado nacional y secretario general en la municipalidad- sino también de colaboradores con conocimientos acabados tanto en la ciudad como en los intersticios del aparato burocrático.