Todo aquello que pierde su estado natural y bueno para mutar a un estado anormal y malo se ha corrompido, echado a perder.
No debe confundirse el término: corrupción no es solo estafar, robar o mentir, es mucho más que eso. Todo aquello que pierde su estado natural y bueno para mutar a un estado anormal y malo se ha corrompido, echado a perder.
La ignorancia, la falta de respeto, la ausencia de sentido común, el odio, la injusticia, la violencia moral y física, la negación de derechos a una vida digna, son también formas de corrupción tan malas o peores a veces que crímenes codificados.
La corrupción social en muchas partes ha sido inducida de diversos modos por «el mal»: a través de diversos medios de comunicación, pautas culturales, educación paupérrima, droga, adicciones, modas y costumbres, etcétera.
La corrupción de buena parte de una sociedad, sin dudas, es un arma poderosísima para un poder que desea sojuzgar y hacer con ella lo que le plazca o convenga.
El patoterismo moral de algunos líderes, el insulto y la división que ejercen en su relación con el adversario, no es solo una cuestión de carácter o idiosincrasia, es también a menudo una acción premeditada, planificada, porque lo de arriba se derrama hacia abajo.
Carlos Alberto Duclos
Todo aquello que pierde su estado natural y bueno para mutar a un estado anormal y malo se ha corrompido, echado a perder.