Ciudad

Rosario, una ciudad endeudada para sobrevivir: crece el uso de tarjetas y créditos para comer


Desde la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor alertan sobre un fenómeno que se agrava mes a mes: familias que ya no pueden cubrir los gastos básicos sin endeudarse

En Rosario, el endeudamiento dejó de ser una excepción para convertirse en una realidad cotidiana. Cada vez más personas —trabajadores formales, jubilados, familias enteras— usan la tarjeta de crédito o los préstamos personales para comprar alimentos, pagar servicios o cubrir medicamentos, según advirtieron desde la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor.

“Antes los pedidos de refinanciación eran pocos. Ahora, todos los días recibimos personas que no llegan a pagar ni el mínimo”, explicó Ariadna Ciammarriello, coordinadora de Atención al Público del área. El cambio refleja, dijo, un deterioro estructural del ingreso familiar. “Ya no se trata de consumismo, sino de cubrir necesidades básicas. Gente con trabajo formal está usando crédito para comer”.

De la heladera al changuito

La funcionaria remarcó que las compras básicas en supermercados y farmacias se trasladaron al crédito, algo que antes se reservaba para bienes durables. “Hace unos años la gente usaba la tarjeta para comprar una heladera o un televisor. Hoy la usan para llenar la heladera o comprar remedios”, describió.

Deuda para pagar deuda

El fenómeno más preocupante, según Ciammarriello, es el endeudamiento en espiral: sacar un préstamo para pagar otro. “La gente pide adelantos de sueldo o préstamos personales para cubrir la tarjeta, pero al mes siguiente debe más. Y cuando el banco deja de prestar, aparecen las financieras no reguladas o los prestamistas barriales, donde se devuelve el triple en apenas 30 días”.

A esto se suman los adelantos de sueldo de bancos y billeteras digitales, que llegan con tasas altísimas. “Hay préstamos de 450 mil pesos que en 30 días devuelven casi 500 mil. Parece poco, pero es un 10% mensual. Si eso se repite, la deuda se multiplica rápidamente”, señaló.

El regreso de los usureros

Cuando los deudores quedan fuera del sistema formal, las cuevas financieras y cobradores informales aparecen con métodos cada vez más agresivos. “Recibimos denuncias de llamadas intimidatorias, amenazas de embargos falsos o contactos con familiares o empleadores”, detalló la funcionaria. “A veces llaman desde Buenos Aires o Córdoba, dicen ser estudios jurídicos y ofrecen ‘descuentos’ para cerrar la deuda. Nadie sabe cuál es el monto real ni qué intereses aplican. La gente paga por miedo”.

Jubilados, los más golpeados

El drama golpea con especial fuerza a los adultos mayores. “Todos los días recibo jubilados que se ponen a llorar. Son personas que tienen la costumbre de pagar todo y no soportan la idea de figurar como morosos. Pero muchos están usando crédito para comprar comida o remedios y ya no pueden sostenerlo”, lamentó Ciammarriello.

Ocho de cada diez personas que se acercan a la oficina están en mora o temen caer en ella. “Antes la mayoría venía por estafas virtuales; ahora preguntan qué pasa si no pueden pagar el préstamo o la tarjeta. Eso muestra que el endeudamiento ya atraviesa a todos los sectores”, señaló.

Denunciar el hostigamiento

Desde la Oficina Municipal recomiendan acudir siempre primero a la entidad formal y no aceptar acuerdos sin conocer las condiciones. “Hay que pedir por escrito la propuesta, conocer la tasa y los costos reales. Y si hay amenazas o acoso, se puede denunciar. Nadie puede ser hostigado por una deuda”, enfatizó.

Finalmente, Ciammarriello fue contundente: “Estamos hablando de gente con trabajo, no de personas que se endeudaron por lujo. Si seguimos así, vamos a tener una ciudad endeudada para sobrevivir, no para progresar”.