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El nadador rosarino Matías Bottoni mejora y ya pasa los fines de semana fuera de la clínica


A casi 6 meses del accidente que le provocó una lesión cervical, el joven de 17 años sigue su recuperación en San Jerónimo Sud. Volvió a estudiar y se prepara para terminar la secundaria

El nadador rosarino Matías Bottoni, quien sufrió una grave lesión cervical tras un accidente en el Parque Olímpico de Buenos Aires, continúa mostrando importantes avances en su recuperación. A casi seis meses del hecho, el joven de 17 años ya pasa los fines de semana fuera del centro de rehabilitación Aprepa, en San Jerónimo Sud, donde realiza un exigente tratamiento de lunes a viernes.

“Las transferencias, pasar de la cama a la silla y de la silla a la cama, ya las logra con muy poca ayuda. Tiene mucha más fuerza en los brazos”, contó su mamá, Valeria, quien no oculta el orgullo por cada paso que da su hijo. “Matías no se conforma y quiere seguir para recuperarse todo al 100%. Cada avance se festeja como si subiera a un podio”, agregó en declaraciones a La Capital.

Desde junio, Matías realiza terapias intensivas en Aprepa, pero en las últimas semanas los médicos autorizaron que pase los fines de semana en familia, en una casa alquilada cerca de la clínica, junto a su madre y su novia, Martina. “Primero fueron unas horas, ahora ya lo dejan el viernes y lo buscan el domingo a la tarde. Está en familia”, contó Valeria.

La vivienda fue adaptada para que el joven pueda descansar, estudiar y continuar con sus terapias. “No tengo televisor, no tengo nada, pero instalé WiFi para que siga con la escuela los fines de semana”, expresó su madre, emocionada.

Volvió a estudiar con una computadora donada desde Estados Unidos

Matías retomó sus estudios secundarios a través del Servicio de Educación a Distancia al Exterior (Seade), un programa del Ejército argentino que acompaña a deportistas de alto rendimiento. Gracias a una cadena solidaria, recibió una computadora adaptada especialmente para su movilidad, donada por una mujer desde Miami.

La historia de ese gesto resume el espíritu que rodea su recuperación: una amiga de su padre en Buenos Aires comentó la situación y, en cuestión de días, una persona desconocida decidió comprar y enviar el equipo con sus propios medios. “Yo no la conozco, nunca hablé, no sé quién es. Pero gracias a ella, Matías puede seguir estudiando”, contó su papá, Luciano Bottoni.

El gesto llegó después de una mala experiencia con un comercio argentino que había demorado y frustrado una compra similar. Pero la solidaridad terminó ganando.

Una red de afectos y esperanza

Con el acompañamiento de su familia, su novia y un grupo de personas que también atraviesan lesiones medulares, Matías sigue adelante con determinación. “La paciencia combate la ansiedad. Sabemos que es un proceso largo, pero no estamos solos”, afirmó Valeria.

Hoy el joven deportista sigue su tratamiento con constancia y energía, mientras sueña con volver algún día a nadar. Y cada pequeño logro —como mover un dedo o sostener un objeto— se transforma en una medalla más en esta carrera de vida y superación.