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Opinión: «A Milei lo salvó la campana»


BUENOS AIRES, ARGENTINA - NOVEMBER 29: President-elect Javier Milei arrives at the National Congress for the official announcement of the final vote count on November 29, 2023 in Buenos Aires, Argentina. Milei inauguration will be held on December 10. (Photo by Tomas Cuesta/Getty Images)

Por Diego Añaños - CLG

Por Diego Añaños – CLG

Time is on my side (El tiempo está de mi lado), fue escrita por Jerry Ragovoy (bajo el seudónimo de Norman Mead), y grabada por primera vez en octubre de 1963 por el trombonista de jazz Kai Winding. Sin embargo, fue la grabación de los Rolling Stones de 1964 la que popularizó el tema. Es evidente por qué no fue elegida por Javier Milei para su obscena presentación del lunes por la noche en el Movistar Arena. Cada día que pasa desde que comenzó el 2025 parece ser peor que el anterior. El tiempo se transformó en su peor enemigo. Aún recordamos la nota de Claudio Jacquelin del 1° de septiembre en la que sugería que varios funcionarios del gobierno se preguntaban: “Y si las peores semanas no fueran las dos que acaban de terminar?”. En ese momento la crisis acumulaba capa sobre capa. Los audios de Spagnuolo y el 3% de Karina; la causa del fentanilo; las acusaciones a Martín y Lule Menem; la caída de la actividad económica; la disparada del dólar, el Riesgo País y las tasas de interés; y luego de la aplastante derrota en Corrientes como consecuencia de una pésima gestión política de las alianzas, configuraban un escenario de catástrofe. Algunos funcionarios se consolaban recordando los versos de Joan Manuel Serrat que cantan: “Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando”. Pero se equivocaron de canción, la cosa no termina de empeorar. Para Milei parece valer el apotegma de nuestros abuelos: “Todo tiempo pasado fue mejor”.

En las últimas semanas todo parece haberse acelerado. Tal vez ustedes eran muy jóvenes y no lo recuerdan, pero hace menos de una semana, ante un picante Tweet de Eduardo Feinman del 3 de octubre que decía: “Todo conduce a la renuncia de José Luis Espert”, el frustrado candidato respondía: “Hola, Edu. No me bajo nada. Te veo el lunes en tu programa de A24. Salute”. Desde ese día, hasta hoy (6 días), pasó todo esto: Espert renunció a su candidatura; se supo que el contrato con el narco Fred Machado no era de 200.000 dólares, sino de 1 millón de dólares; Espert fue imputado por presunto lavado de dinero; LLA avanza quiso entronizar a Diego Santilli como cabeza de lista y la Justicia dijo que caída la candidatura original, debe encabezar Karen Reichardt (que no se llama Karen, sino Karina con K, como El Jefe, y tampoco se llama Reichardt, sino Vázquez). Además, Espert renunció a la presidencia de la Comisión de Presupuesto, para luego pedir licencia como diputado nacional hasta el final de su mandato. En síntesis, un desagradable que hace años que compra butacas para sentar enemigos, termina en el fondo de la ciénaga, solo y humillado. No hay que desanimarse, a veces la vida también es justa.

La extrema volatilidad política tiene su correlato económico y financiero. El gobierno sacrificó el miércoles otros 330 millones de dólares de reservas para mantener la divisa norteamericana dentro del límite superior de la banda. Pero si sumamos las anteriores cinco jornadas, el Tesoro ya llevaba vendidos 1.750 millones de dólares, lo que en términos prácticos significa que ya se habían esfumado el 76% de las divisas provenientes de la liquidación extraordinaria del sector agroexportador bajo el régimen excepcional de retenciones cero. Algún funcionario del Gobierno podrá decir que precisamente esos recursos eran necesarios para tender un puente temporal entre al presente y la llegada de la ayuda por parte de los EEUU. Sin embargo, la apuesta es muy peligrosa. En primer lugar porque nos almorzamos la cena, y las liquidaciones que se esperaban hasta fin de año o no están, o van a ser muy inferiores a los previsto. El jueves, en una operación de emergencia, el Banco Santander realizó un conjunto de operaciones de venta de dólares en nombre del Tesoro norteamericano y la divisa extranjera frenó su carrera. Cayó levemente en el mercado oficial y un poco más fuerte en las operaciones de dólares financieros. Milei respiró por primera vez en varias semanas.

Horas más tarde se conocería el anuncio de plan de ayuda norteamericano a través de un comunicado del Secretario del Tesoro Scott Bessent, que consistiría en un intercambio de monedas (swap) y compra de activos argentinos. Según el funcionario, el programa de gobierno de Javier Milei representa un faro para Latinoamérica, por lo que los EEUU harán todo lo que esté a su alcance para evitar que se transforme en un “estado fallido”. Es inevitable notar la profunda contradicción de la afirmación. Si la Argentina está haciendo todo bien, por qué necesita un salvataje para no naufragar??? Aún más, por qué es preciso inyectar 20.000 millones de dólares cada 6 meses para no caer en una crisis terminal??? Ya nos dijeron que con los 20.000 millones de dólares del blanqueo se resolvían todos los problemas. Luego fueron los 20.000 millones del FMI y posteriormente los 20.000 millones de los organismos multilaterales de crédito (BM, BID y CAF). Lo cierto es que el plan de Milei/Caputo es una máquina incontrolable de generar deudas. Es comprensible que el gobierno festeje, porque se le iba la vida sin la asistencia de los EEUU. Pero créanme que para la Argentina es sólo la antesala de mayores penurias. Pronto conoceremos los condicionamientos del salvataje. Como reza el viejo acrónimo del adagio inglés (TANSTAAFL): “There ain´t not such a thing as a free lunch”. Traduzco: No existen los almuerzos gratis.

Esta semana The Economist tituló: “El peso argentino y Javier Milei están en problemas”, y la bajada decía: “El equipo del presidente se mudó a Washington, en un intento desesperado de confirmar el apoyo norteamericano”. Y la palabra “desesperado”grafica con precisión meridiana el estado de ánimo del equipo económico argentino, instalado en Washington por varios días para monitorear el curso de las negociaciones con el Tesoro norteamericano. La situación financiera y cambiaria parece haberse tomado un respiro, pero el horizonte de certidumbre no va mucho más allá del 26 de octubre. La actividad económica y el consumo siguen estancados, y no hay señales de recuperación. El mejor equipo de la historia argentina venía a lucirse en el manejo de la economía y las finanzas, pero fracasó estrepitosamente. El único frente en el que venía triunfando, la política, hoy le da la espalda. Nada de todo esto debería sorprendernos. El gobierno hace veinte meses que cruza todos los semáforos en rojo, y nada parecía detenerlo. Ahora están empezando a llegar las multas, todas juntas.

Está muy bien que el gobierno festeje, porque zafó una vez más. Los argentinos no tenemos nada que festejar. Es más deberíamos estar muy preocupados.

La declaración de Bessent es peligrosísima (hecha oficialmente por él, sin participación del gobierno argentino). Se mete directamente en la política interna y amenaza al país (Venezuela). Estado fallido, querés ver que estemos disparando botes como en Venezuela? Está todo bien o nos íbamos al tacho?

Si se hizo todo bien, y Argentina es un faro para Latinoamérica: por qué necesitamos 20.000 millones de dólares cada 6 meses para no caer en una crisis terminal? De qué somos un faro, del rumbo correcto o de los intereses norteamericanos en América Latina?

Krugman: están salvando a los Fondos amigos (Robert Citrone)

Milei le soltó la mano a Espert de un día para otro. ¿Alguno cree que Trump no puede hacer lo mismo con él?