Por Carlos Duclos
Sentado en un bar céntrico y frente a él compartiendo la mesa un supuesto amigo o compañero de trabajo, dijo en el medio de la charla dijo a su interlocutor, pero extensible para quien quisiera escuchar: “Esta es la TT Corporation, la trilogía del terror: empresarios, gobierno y CGT ¿A vos te parece serio un bono de 5.000 pesos a pagar en dos cuotas? Son impresentables, indignan”. No pocos miraron al muchacho y no pocos, también, asintieron. Como asiente quien ahora recuerda la escena y escribe esto unas horas después.
Cinco mil pesos por única vez, en dos cuotas, además de no resolver el problema profundo y acuciante que tiene la familia argentina, supone una burla. Y “el peor es nada”, que sale mimetizado de algunas bocas espeluznantes, pues es ofensivo.
Las clases menos protegidas, la clase trabajadora, la clase media (en la que además de trabajadores se incluyen profesionales, comerciantes y pequeños empresarios) pasan por un momento crítico. Casi podría decirse que esta crisis, si se tiene en cuenta el contexto, es inédita y sorprendente: hay desempleo, despidos, comercios que cierran, empresas chicas que apenas si sobreviven, jubilados sobrevivientes y en estado de coma económico, inflación extraordinaria. Y como todo remedio, esta “trilogía del terror” arroja a la mesa argentina, a veces vacía, una anestesia inocua, pero aun así dolorosa: un bono de 5.000 pesos, no remunerativo y a pagar en dos veces. Lamentable.
En este marco, arriban en estos días los nuevos monarcas (FMI) a quienes algunos ven como buena gente que quiere ayudar, cuando en rigor de verdad no son más que unos nobles que vienen a controlar sus cuentas y al peonaje de esta inmensa estancia que hace mucho tiempo han hecho suya y que ha sido más o menos libre conforme al capataz de turno. Hoy está de rodillas.
¿Suena duro? ¡Claro!, pero más duro es escuchar decir a los voluntarios caritativos que recorren los barrios repartiendo comida: “los comedores no dan abasto”.
Cinco mil pesos ofrecidos por la TT Corporation. Millones de argentinos en este pesebre argentino, por lo demás, piden justicia al cielo, porque la nacional es poco fiable, desde luego.