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«Las Madres de la Patria»


Por Aníbal Gutiérrez (*)

Todos conocimos en nuestros años de escuela a “Las niñas de Ayohuma”, pero siempre recibimos una versión parcial y edulcorada de lo que fueron. “Las niñas de Ayohuma” eran un grupo de mujeres que acompañaba y colaboraba con el Ejército del Norte durante la Guerra de Independencia. Entre ellas se encontraba María Remedios del Valle, nombrada Capitana por el General Manuel Belgrano y apodada “Madre de la Patria” por su arrojo y compromiso en el campo de batalla.

Había nacido entre 1766 y 1767 en la Ciudad de Buenos Aires participando activamente de la Guerra de la Independencia, perdiendo a su marido y a sus dos hijos en distintas batallas.

Además de la batalla de Ayohuma, participó en las de Vilcapugio y Tucumán, como también del Éxodo Jujeño, hasta caer prisionera de las tropas españolas.

Después de finalizada la Guerra regresó a Buenos Aires donde se encontró en la indigencia, viviendo de la limosna que recibía en los portales de las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio.

A mediados de la década de 1820, el General Viamonte pide a la Cámara de Representantes que se otorgue a María Remedios una pensión por los servicios prestados a la patria, y que le entregaran un sueldo igual al del Grado de Capitán de Infantería.

Años más tarde, el Gobernador Juan Manuel de Rosas decretó su ascenso al Grado de Sargento Mayor aumentando así su pensión mensual.

Murió el 8 de noviembre de 1847 sin haber recibido en vida el reconocimiento que merecía por su participación en la gesta libertadora.

Ciento sesenta y seis años después de su muerte, el Congreso Nacional sancionó la Ley 26.852 que instituye el 8 de noviembre como Día Nacional de los y las afroargentinos y afroargentinas y de la cultura afro. Habían pasado doscientos años desde que la Asamblea del año XIII iniciara el camino hacia el fin de la esclavitud en la naciente Argentina y esa decisión parlamentaria sería el puntapié inicial para conocer aquello que fue muchos años silenciando. La ley sancionada a nivel nacional fue seguida por legislaturas locales como la Ley 4.503 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Lo importante de estas leyes, no sólo es el reconocimiento de los afrodescendientes en su aporte a la construcción de la identidad argentina, sino que sienta las bases para el desarrollo de políticas públicas al establecer que el 8 de noviembre debe ser incluido en el calendario escolar, así como campañas de visibilización y actividades de difusión de la cultura afro y contra el racismo.

Las referencias a la cultura afro en nuestra identidad nacional son muchas y muy variadas. Nuestra comida, nuestra música y nuestro arte encuentran muchas más raíces africanas de lo que se conoce.

Y ese, debe ser nuestro desafío: multiplicar el conocimiento de nuestra historia para construir una verdadera identidad nacional.

Siempre estuvimos convencidos que bajamos de los barcos. Así nos lo contaron en la escuela cuando nos enseñaban sobre olas migratorias de principios del siglo pasado. Pero ello es parcialmente cierto, también llegamos de África y también somos los pueblos indígenas que vivieron en toda la extensión de la Argentina mucho antes de que este país se llamara así.

Tenemos la suerte de ser un país diverso, y esa diversidad debe ser honrada. Aprovechemos entonces el 8 de noviembre para conocer y aprender sobre aquellos que participaron desde siempre en la construcción de lo que hoy somos como sociedad.

Conocer, difundir y honrar a los y las afrodescendientes y la cultura afro en nuestro país será la mejor manera de oponernos a la discriminación y al racismo que todavía impera en nuestra sociedad.

(*) Director de Promoción y Desarrollo de Prácticas contra la Discriminación del INADI.