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Textiles locales en alerta por la ola de compras en Shein y Temu: la experiencia de un industrial rosarino que se volvió viral


Comerciantes de calle San Luis ya expresaron su “profunda preocupación” y respaldaron la idea de una ley “anti Shein”

La liberación de importaciones impulsada por el Gobierno nacional desde diciembre de 2024 abrió la puerta a que miles de consumidores argentinos accedan de manera sencilla a plataformas internacionales como Shein y Temu. El esquema incluye la eliminación de aranceles para envíos de hasta 400 dólares, un tope de cinco compras anuales y un límite ampliado en el ingreso de productos. La medida generó un boom en el comercio online y puso en jaque a la industria textil nacional, que denuncia una competencia desleal.

En Rosario, comerciantes de calle San Luis ya expresaron su “profunda preocupación” y respaldaron la idea de una ley “anti Shein”, similar a la francesa, que incorpore certificados de origen, controles ambientales y ajustes arancelarios.

Juan Cruz, empresario textil rosarino, explicó en diálogo con Radio 2 cómo se las ingenia para competir en este contexto:

“El problema no es competir, sino que las reglas no son iguales para todos. Pagamos impuestos, carga social, alquileres. Es muy difícil lograr un precio final accesible frente a la ropa importada”, remarcó.

Para enfrentar el desafío, su firma lanzó una remera básica a un precio promocional de 9.000 pesos. La estrategia se viralizó y permitió repuntar las ventas, aunque el industrial aclaró que sigue siendo complicado competir con productos extranjeros que llegan libres de costos locales.

“Cuando el cliente compra importado, se corta la cadena de valor de la industria nacional y eso lleva a cierres. El 80% de las pymes del sector está reduciendo personal. Nosotros tenemos 45 empleados y no queremos desprendernos de trabajadores que son necesarios y eficaces”, subrayó.

El panorama para el invierno resultó difícil para las textiles locales, que no alcanzaron las proyecciones de ventas previstas. El sector insiste en que, sin medidas regulatorias, la apertura ilimitada al mercado internacional pone en riesgo tanto la producción como el empleo en las industrias argentinas.