Con un puntaje promedio de 4,1 estrellas sobre cinco, la bebida no sólo superó a competidores históricos, sino que también se mantiene como el único representante latinoamericano en el top 10
El Amargo Obrero, emblemático aperitivo argentino nacido en Rosario, acaba de consolidar su prestigio internacional al ubicarse en el tercer puesto mundial del ranking elaborado por la reconocida guía gastronómica Taste Atlas. Con un puntaje promedio de 4,1 estrellas sobre cinco, la bebida no sólo superó a competidores históricos como el fernet, sino que también se mantiene como el único representante latinoamericano en el top 10, dominado ampliamente por etiquetas europeas.

La nueva clasificación fue publicada este lunes y actualiza el ranking en el que ya había sido destacado en abril de 2024. Desde entonces, el “aperitivo del pueblo argentino” no solo conservó su lugar entre los mejores, sino que escaló posiciones, ubicándose solo por debajo del Goldwasser de Polonia y del digestivo Averna, de Italia.
Uno de los datos más llamativos del listado es la ubicación del fernet, tradicional competidor del Amargo Obrero. El orgullo cordobés aparece relegado al puesto 28, y su versión de menta figura en el 33. Ambas bajo bandera italiana, dado que la receta original es de Milán, lo que le quita a Argentina la representación directa en esos lugares del ranking.
Una bebida con historia obrera y popular
El Amargo Obrero nació en Rosario en 1887, de la mano de la fábrica de Pedro Calatroni, que también producía otros licores, vodka y aperitivos. Sin embargo, fue en la década del ’50 cuando la bebida se transformó en un ícono popular, gracias a una campaña de marketing impulsada por Tacconi y Compañía, con una consigna que aún hoy se lee en las etiquetas: “El aperitivo del pueblo argentino”.
Desde entonces, el Amargo Obrero fue ganando presencia en espacios populares: canchas de fútbol, hipódromos, bodegones y reuniones familiares, hasta convertirse en un símbolo de identidad nacional y de consumo cotidiano.
En 2017, el aperitivo fue declarado patrimonio cultural de la ciudad de Rosario, en reconocimiento a su valor histórico, social y simbólico. Hoy, con su destacada presencia en el ranking mundial, el Amargo Obrero no solo celebra su historia, sino que confirma su lugar como un orgullo argentino en la escena internacional de los licores.
