Desde la Cámara de la Industria del Juguete local reconocieron que las expectativas no se cumplieron
El Día del Niño dejó números negativos para el comercio rosarino. Pese a las promociones, las cuotas y los descuentos, las jugueterías y los locales de venta de indumentarias coincidieron en que las ventas estuvieron muy por debajo de lo esperado, incluso en comparación con el año pasado, que ya había sido flojo.
“No hay plata en la calle”, fue la frase que más se repitió entre comerciantes locales durante el balance del fin de semana. El presidente de la Cámara de la Industria del Juguete de Rosario, Diego Cuenca, reconoció que las expectativas no se cumplieron: “Esperábamos que el viernes y el sábado levantara, pero las ventas se mantuvieron bajas. No fue un desastre, pero tampoco una buena temporada”.
Desde el sector privado admiten que el clima frío y la llovizna jugaron en contra, aunque sostienen que la situación de fondo pasa por la caída del poder adquisitivo. “La gente gasta menos y las tasas de financiación de las tarjetas complican mucho”, explicó Juan Francisco “Coco” Benzi, de las jugueterías Gulliver en declaraciones a La Capital.
En indumentaria y calzado deportivo, la baja también se sintió. Nelson Graells, referente de Amigos de la Peatonal Córdoba, señaló que “los chicos más grandes ya piden regalos vinculados al deporte y la tecnología, y aun así estuvimos abajo en unidades respecto del año pasado”.
En el paseo San Luis, el titular Miguel Rucco confirmó que la caída rondó el 5% en juguetes. “No fue el frío ni la fecha: es la pérdida del poder adquisitivo, el mal de todos. La política económica no ayuda al consumo”, apuntó.
El único respiro lo aportó la iniciativa de la Gran Barata de calle San Luis, que permitió “desacelerar la caída y generar movimiento en la ciudad”.
Pero la conclusión general fue contundente: para muchos comerciantes, el Día del Niño 2025 fue “para el olvido”. Un histórico empresario local lo resumió sin rodeos: “En las cajas registradoras reina la paz de los cementerios. La gente tuvo que elegir entre un regalo o pagar la boleta de luz y el supermercado. Y la mayoría ya no tiene margen para darse gustos”.
