El relato en primera persona de rosarinas que participan del "Taller de la Alegría", una iniciativa pensada en motivar a los adultos mayores impulsando acciones solidarias
Por Sofía Dalonse – CLG
Hace más de tres años que en la Parroquia el «Buen Pastor» funciona el «Taller de la alegría», un programa ideado para la tercera edad que tiene el objetivo de promover e impulsar acciones solidarias. Cada vez son más las personas mayores que todos lo jueves de 15 a 17 se acercan al edificio de Laprida 2747 para participar en este proyecto.
Gladys, Cristina, Ana María, Olga, Patricia, Andrea, Alicia, Lucía, Analía, Jorgelina, Carolina y Raquel hace tiempo que participan de manera estable en este grupo que coordina Silvina Bedino.
El foco de atención para las campañas está puesto en los 9 Centros de Niñez de Padre Misericordioso, donde asisten 500 niños. Han realizado colectas de Navidad, útiles escolares , kit de abrigos y tejidos. Acompañan a los niños para que concreten sus aspiraciones y gracias al aporte de toda la comunidad buscan cumplir «sueños en común».
CLG dialogó con las participantes del taller, quienes relataron en primera persona sus experiencias y expresaron la satisfacción de pertenecer al grupo.
Patricia es profesora de artes visuales y plástica, se jubiló en el 2019 y después de atravesar el confinamiento por el covid, a pesar de seguir trabajando y cumpliendo su rol de abuela, sentía que le faltaba algo: «Quería volver a compartir tiempo con la gente y necesitaba que fuera fructífero. Llegué al Buen Pastor con la idea de formar parte de algún grupo y me llamó la atención el taller de restauración, que tiene que ver con lo mio. Como los días y horarios en que se dictaba no me permitía acomodarme, me hablaron del Taller de la Alegría», contó a CLG.
Y continuó: «Encontré mi lugar, desde el primer día me sentí bienvenida. El poder trabajar para ayudar y hacer felices a otros me llena el alma. Encontré más que un grupo, encontré trabajo, mística y mucho cariño. Lo que sentí desde el día uno fue la amistad que me brindó gente que no conocía; empecé a estar más cerca de Jesús, aprendí a ser más solidaria. Cada vez que voy, lo hago con mucha alegría y ganas de compartir».
Raquel, también compartió su experiencia en el taller: «Entré porque quería ocuparme en algo y para mí es realmente una alegría, compartir con personas que me han llenado el alma con sus palabras, consejos, abrazos; me hacen sentir bien. Es un lugar para mí y nos ocupamos de ayudar a los que necesitan. El nombre del taller está muy bien puesto. Cuando entré estaba deprimida y le pedí a Dios ayudame a ayudar y acá estoy».
Cristina, una de las fundadoras, dio su testimonio y habló de los inicios de este espacio: «Es un lugar que me trae mucha luz, compartir con este grupo me ha hecho mucho bien. Nos hace muy felices poder aportar, por más poco que sea, nuestro granito de arena para el bienestar de otro; es algo que nos llena el alma. El taller es eso, compartir y dar a los demás».
Asimismo, comentó que la iniciativa surgió a través del Padre Fabián, guiándose por los principios del santo Papa Francisco, quien declaró la jornada mundial de los abuelos: «Como decía el Papa, que hermoso es el don de la vejez, el eslabón entre generaciones; transmitir paz y sabiduría. ¡Qué hermoso ese lazo entre generaciones y la solidaridad, que es intergeneracional!».
Y agregó: «Nos da felicidad que los niños del centro de día reciban cosas que hacemos con nuestras manos. Es un encuentro con Cristo, hablar del taller es el gozo y la alegría de ser de Cristo y de ser Iglesia».
Por su parte, Lucia, otra de las iniciadoras, relató: «Cuando comencé no sabía bien de qué se trataba y con el tiempo me atrapó. La solidaridad ha sacado de mí lo más lindo que puede tener un ser humano. Con la unión que tenemos conseguimos cosas imposibles que no se pueden lograr en la individualidad».
En la misma línea, concluyó: «Me siento tan bien ayudando otros. Sabemos que todo lo que hacemos hace sonreír a niños vulnerables. Sabemos que todo se multiplica y las beneficiadas somos nosotras por sentir ese gozo, paz y alegría en cada misión. Agradezco a Dios por haber encontrado este grupo».
Silvina, la coordinadora, concluyó: «Es grupo que tiene mucha vida y cada semana recibe a nuevos cooperadores. Hay niños y jóvenes que también se unen a cooperar. Queremos dar gracias a Dios , a cada integrante de la Iglesia Buen Pastor que es una comunidad con muchas comunidades que la integran y a la Comunidad Padre Misericordioso. Unidos disfrutamos de los frutos que nos deja la fuerza de la cooperación. Los esperamos los jueves de 15 a 17, pueden comunicarse al 3413547000″.
