Diputados exigen intervención urgente del Gobierno. Gremio Atilra habla de una “crisis inducida”, mientras la empresa sostiene su pedido de Procedimiento Preventivo de Crisis. Los trabajadores siguen sin cobrar y temen un ajuste brutal
Lácteos Verónica atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. Mientras crecen las denuncias por vaciamiento y persisten los rumores sobre una eventual venta, la empresa avanza con su plan de reestructuración laboral, que incluye despidos masivos y recorte de derechos. Desde el gremio Atilra hablan de una “crisis inducida”, mientras diputados nacionales exigen la intervención urgente del Ministerio de Trabajo.
En paralelo, se multiplican las versiones sobre internas entre los 16 accionistas del grupo, con sectores que buscarían quedarse con el control de la compañía bajando artificialmente su valor.
Según el plan presentado por la empresa ante la Secretaría de Trabajo, se propone desvincular a 210 trabajadores bajo el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo —que permite pagar la mitad de la indemnización— y suspender al 30% del personal durante 60 días. Además, Verónica plantea pagar el salario reducido al 75% como suma no remunerativa, modificar turnos, reducir jornadas, pagar sueldos en cuotas y suspender por un año el convenio colectivo de trabajo y los aumentos paritarios.
Desde Atilra rechazaron de plano todas las medidas, por considerarlas “inadmisibles y sin sustento técnico”. En la última audiencia, el Ministerio de Trabajo pidió más documentación contable y no fijó una nueva fecha, dejando el trámite en un compás de espera.
En medio de este conflicto, los más de 700 empleados de Verónica siguen sin cobrar el salario de junio ni el medio aguinaldo. Esta semana apenas terminaron de percibir los haberes de mayo.
Los datos financieros son alarmantes: la firma acumula 2.241 cheques rechazados por más de 6.700 millones de pesos en lo que va del año, con solo el 12% abonado. Su deuda bancaria supera los 5.900 millones.
A nivel productivo, la caída también es drástica: Verónica pasó de procesar más de 800 mil litros de leche diarios a menos de 200 mil, abastecida casi exclusivamente por tambos propios, tras la salida de sus principales proveedores.
Mientras tanto, informes gremiales y legislativos alertan sobre una posible triangulación con la firma Las Becerras S.A., vinculada a la familia Espiñeira, con presuntas transferencias de activos, maquinaria y personal. La sospecha de fondo es que se trata de una maniobra para vaciar Verónica y justificar una crisis inexistente.
No es la primera vez que la empresa recurre a un Procedimiento Preventivo de Crisis: ya en 2019 intentó sin éxito obtener la aprobación oficial de un plan similar, que igualmente derivó en un fuerte ajuste denunciado por los trabajadores.
Hoy, el conflicto se profundiza, la producción está casi paralizada y más de 700 familias enfrentan un escenario de incertidumbre total. Legisladores y gremios reclaman una intervención inmediata del Estado para frenar lo que consideran un “plan de vaciamiento”. El futuro de una de las marcas lácteas más emblemáticas del país pende de un hilo.
