Desde América hasta Europa y Asia, cada vez más gobiernos locales adoptan la electromovilidad urbana como eje central para alcanzar metas ambientales
Frente al desafío de reducir la contaminación urbana y mitigar el cambio climático, el transporte público sin emisiones se volvió un fuerte objetivo de las grandes ciudades.
Los centros urbanos del mundo están apostando fuertemente por el transporte público eléctrico.
Electromovilidad urbana: hacia el transporte público sin emisiones y ciudades más limpias
Desde América hasta Europa y Asia, cada vez más gobiernos locales adoptan la electromovilidad urbana como eje central para alcanzar metas ambientales y mejorar la calidad de vida en entornos urbanos.

Según datos recientes de la iniciativa C40, una red global de ciudades comprometidas con la acción climática, más de 70 urbes ya se comprometieron a eliminar progresivamente los colectivos con motores a combustión.
Es para reemplazarlos por unidades eléctricas o impulsadas por hidrógeno antes de 2030.
Transporte público eléctrico: una solución clave contra la contaminación
El transporte es una de las fuentes principales de emisiones de gases de efecto invernadero en las ciudades. Los autobuses tradicionales no solo emiten dióxido de carbono, sino también partículas contaminantes que afectan la salud respiratoria de millones de personas.
Frente a este panorama, la electrificación del transporte público se presenta como una solución efectiva y necesaria.
Ciudades como Londres, París, Nueva York, Bogotá y Santiago de Chile ya comenzaron una transición hacia flotas cero emisiones, en línea con los compromisos del Acuerdo de París.
Además de reducir la huella de carbono, los buses eléctricos generan menos ruido y contribuyen a una mejor calidad del aire.
En América Latina, Bogotá lidera con una de las flotas de buses eléctricos más grandes de la región, mientras que Santiago de Chile cuenta con un sistema de transporte público con más de mil unidades eléctricas operativas.
La Ciudad de Buenos Aires este año lanzó su propia apuesta con los colectivos eléctricos que comenzaron a circular en el microcentro porteño.

En Europa, Ámsterdam y Oslo se destacan por implementar políticas para restringir completamente los vehículos contaminantes del transporte público antes de la próxima década.
Objetivo 2030: ciudades cero emisiones
La transformación del transporte público forma parte de una estrategia integral para construir ciudades más sostenibles, saludables y resilientes al cambio climático. Entre los principales objetivos de este plan global se incluyen:
- Eliminar los autobuses diésel de las calles.
- Promover la electrificación del transporte público y privado.
- Fomentar infraestructuras de carga eléctrica accesibles.
- Reducir el tránsito y promover la movilidad activa (bicicleta y caminata).
Las ciudades firmantes del compromiso “C40 Green and Healthy Streets” (Calles Verdes y Saludables) también se comprometen a adquirir solo buses de cero emisiones a partir de 2025 y a lograr que áreas centrales sean libres de emisiones antes de 2030.
Los principales desafíos de la transición
Aunque la transición hacia el transporte público limpio enfrenta desafíos como el financiamiento, la infraestructura de carga y la renovación de flotas, el impulso global ya es irreversible.
Cada vez más gobiernos, empresas de transporte y ciudadanos entienden que avanzar hacia la movilidad sustentable es clave para enfrentar la crisis climática y garantizar ciudades más habitables.
