El cruce fronterizo entre Hong Kong y el territorio continental chino se convirtió en un punto crítico para el tráfico de fauna
Una mujer fue detenida en el cruce terrestre de Futian, en Shenzhen, al intentar ingresar desde Hong Kong con 30 tortugas vivas ocultas bajo su ropa. Las autoridades aduaneras detectaron su comportamiento sospechoso y descubrieron a los animales escondidos entre capas de malla y medias negras.
Algunas tortugas presentaban signos de deshidratación y caparazones dañados, producto del transporte inadecuado. Las especies incautadas fueron identificadas como Chelonoidis carbonarius y Chelonoidis denticulatus, ambas protegidas por convenios internacionales.
El cruce fronterizo entre Hong Kong y el territorio continental chino se convirtió en un punto crítico para el tráfico de fauna. Casos similares, como el decomiso de serpientes en 2023, refuerzan la necesidad de reforzar controles y sanciones.

Tráfico de fauna: amenaza latente
El comercio ilegal de especies exóticas sigue siendo una amenaza urgente para la biodiversidad mundial. En muchos casos, los animales son destinados a prácticas no reguladas como el coleccionismo, la medicina tradicional o el consumo en mercados de lujo.
Además del sufrimiento animal, este tráfico contribuye al declive de poblaciones silvestres ya vulnerables. Las acciones como este decomiso alertan sobre el papel clave de las aduanas en detener redes criminales que lucran con la vida silvestre.
La conservación requiere tanto vigilancia fronteriza como educación ambiental. Frenar el tráfico ilegal es vital para preservar los ecosistemas y evitar futuras crisis ecológicas derivadas de la pérdida de especies.

¿Por qué se trafican tortugas en China?
En China, las tortugas son traficadas por varios motivos que combinan factores culturales, económicos y de mercado. Una de las razones principales es su demanda en la medicina tradicional, donde se les atribuyen propiedades curativas no comprobadas científicamente.
También se comercializan como mascotas exóticas o símbolos de estatus, lo que las convierte en objetos de colección valiosos. Algunas especies, especialmente las raras o en peligro de extinción, alcanzan precios elevados en el mercado negro.
Además, en ciertos sectores gastronómicos se considera que su carne tiene cualidades especiales, lo que incentiva su consumo como alimento de lujo. Esta variedad de usos alimenta una red de tráfico ilegal que amenaza la supervivencia de muchas especies protegidas.
