Investigaciones realizadas en el país demuestran que es posible utilizar las hojas de las plantas de tabaco para la producción de proteínas de interés farmacológico. El descubrimiento fue informado por la Fundación Sales.
La producción tabacalera actualmente destinada a la fabricación de cigarrillos y otras formas de fumar podrá virar hacia la industria de la salud, dados los alcances de investigaciones que se realizan en Argentina para lograr proteínas de interés farmacológico en plantas de tabaco.
En tanto, la noticia tiene especial repercusión en momentos que en el mundo crecen las manifestaciones contra el tabaquismo, que en Argentina provoca 44 mil muertes al año como la primera causa de muerte evitable y mayor factor de riesgo de cáncer.
En 1998, en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI) creado por Héctor Torres, discípulo de nuestro Premio Nobel Leloir, el científico Alejandro Mentaberry inició sus primeras investigaciones para lograr proteínas en plantas de tabaco.
Aumentar en ellas su producción era más sencillo, con menor costo y sin riesgo de contaminación, pudiendo almacenarse las proteínas en las semillas, lo que facilita su conservación, transporte y distribución.
En 2004, Fernando Bravo-Almonacid, Mentaberry, el actual ministro de Ciencia, Lino Barañao, y otros publicaron un trabajo pionero en Molecular Breeding: lograron que la planta de tabaco produjera, por ingeniería genética, una proteína (hEGF) para tratar úlceras gastrointestinales, reparar la piel dañada por quemaduras y para uso cosmético.
Las proteínas son moléculas vitales en las células: las nutren, señalan su destino de vida o muerte, actúan desde el sistema inmunológico para atacar bacterias, virus u hongos, entre otros. Entre las proteínas ya comercializadas, producidas en plantas de tabaco, hay una que ataca al principal agente que causa las caries dentales y otra que actúa en cremas antiarrugas.
Destacados científicos, en colaboración con Bravo-Almonacid que hoy dirige en el INGEBI un grupo de jóvenes investigadores, buscan lograr en estas plantas, proteínas antiinflamatorias contra la artritis, esclerosis múltiple y otras enfermedades.
Así, la planta de tabaco fue y es muy utilizada por investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Conicet, pues se conoce mucho su biología y tiene ventajas para producir proteínas de uso medicinal e industrial.
Esta posibilidad asegura la continuidad de la labor tabacalera: en Misiones y Jujuy hay unos 11.900 productores de tabaco.