Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
El fútbol es lo más importante para el hincha. Eso queda demostrado históricamente. El club puede estar destruido, endeudado, con crisis política, incluso entre ruinas como sucedió en los últimos años de la gestión de Eduardo López; pero si la pelota entra, la anestesia tiene efecto y la gente se entusiasma, sin importarle el resto.
Sucedió ahora, volverá a pasar siempre. De pronto, el club tomado, con los hinchas enfurecidos pidiendo la renuncia de todos, los jugadores cuestionados y las pintadas en la casa de directivos pasaron a ser parte del pasado. Hay cuestionamientos a Astore, obvio. Pero pasa más por los socios involucrados políticamente que del hincha en general, que por un rato dejó de tener como prioridad insultar al presidente y pasó a sumar expectativa con lo que pueda pasar con este Newell’s de Fabbiani.
Claramente el Ogro fue el antídoto para un momento de la Lepra que parecía terminal, incluso con riesgo de descenso. Un DT simple, con vestuario, ideas sencillas pero claras, y buen feeling con la gente alcanzó para salir de la crisis. Y si bien las críticas a la dirigencia siguen latentes, Newell’s volvió a ser un club normal. Con deudas, con proyectos, con errores, con aciertos, con diferencias, todo lo habitual en un fútbol argentino y un país inestable.
Lo político sumará un capítulo picante en la Asamblea de la próxima semana, de eso no hay dudas. Pero el hincha piensa mucho más en lo que viene dentro de la cancha. Hay expectativas por los refuerzos y por saber si con algunos jugadores elegidos, el Ogro puede darle al equipo ese salto de calidad que le falta para ilusionarse con algo más.
Fabbiani cambió el semblante de todos. Los jugadores mejoraron, el equipo se olvidó de perder, los hinchas recuperaron la sonrisa, y el club consiguió algo de paz. A veces, un acierto sirve para corregir muchos errores. El fútbol es así.
