Ciudad

Alquilar en Rosario cuesta cada vez más: un salario no alcanza ni para un departamento chico


Un monoambiente supera los $230 mil y un dos dormitorios ya roza el 50% del ingreso de un trabajador registrado

Los alquileres en Rosario no dan tregua y marcan subas que superan el 250% interanual, en un contexto donde la oferta disminuye y el poder adquisitivo se sigue licuando. Según un relevamiento del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario (COCIR) y la Universidad Nacional de Rosario (UNR), un departamento de un dormitorio ya ronda los $300.000, mientras que un monoambiente cuesta desde $230.000, con picos más altos en barrios como Pichincha, Lourdes o el centro.

El informe también reflejó que las unidades de dos dormitorios, con un valor promedio de $425.000, son las que más subieron en el último año, con un alza del 80%. En paralelo, la disponibilidad de propiedades en alquiler cayó un 15% desde noviembre, lo que presiona aún más sobre los precios.

Para muchos trabajadores rosarinos, alquilar se volvió insostenible. En pleno centro de la ciudad, un empleado de comercio registrado en categoría de maestranza A debe destinar casi el 25% de su sueldo para acceder a un monoambiente, el 32% si quiere un departamento de un dormitorio y casi la mitad de su ingreso si busca una unidad de dos.

Mientras tanto, la zona con mayor oferta sigue siendo el centro (35%), seguida por Lourdes, Pichincha, barrio Martin y República de la Sexta. Este último aparece como el más económico para alquilar, aunque aún así el costo de vida crece muy por encima de los salarios.

En el mercado de ventas, la situación no es más alentadora: comprar un monoambiente en Rosario cuesta en promedio 55 mil dólares, y un departamento de un dormitorio cerca de 77.600. La diferencia por barrio puede variar hasta un 10%, pero el valor del metro cuadrado en zonas como Pichincha se acerca a los 2.000 USD, muy por encima del promedio general.

El acceso a la vivienda sigue siendo uno de los principales problemas para los trabajadores rosarinos, que ven cómo la inflación y la falta de políticas públicas agravan una crisis habitacional que no encuentra techo.