Por Matías Gregorio
A menudo, se ven casos de niños y niñas a los cuales les cuesta concentrase en la escuela o en otros tipos de tareas. También se ven imposibilitados de sostener actividades recreativas y suelen ser hiperactivos e inquietos. Estos y otros tantos factores, conforman el denominado trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad – impulsividad (TDAH). En torno a la problemática, giran muchas posturas y corrientes. Desde cuestionamientos hacia su veracidad hasta la elección en los tratamientos. Para indagar en los detalles del TDAH, CLG mantuvo un encuentro con «Somos TDAH Rosario – Santa Fe”, un grupo de padres que busca visibilizar e informar sobre el tema.
“Se trata de un trastorno neuropsiquiátrico que afecta a niños, adolescentes y adultos”, explicó Jeremy Pautasso, integrante de la agrupación y licenciada en psicopedagogía. A su vez, mencionó que “su origen es neurobiológico, con una trasmisión genética del 70 al 80 por ciento”.
Según los datos brindados por la entidad, el trastorno suele afectar más a los niños y hay entre un 5 y un 7 por ciento de la población mundial alcanzada por este diagnóstico.
Para la licenciada, el TDAH se puede nomenclar en tres subtipos:
- Predominancia del déficit atencional.
- Presencia de hiperactividad e impulsividad.
- Estilo combinado (se juntan los dos anteriores).
Su diagnóstico
En relación a cómo detectar el TDAH, Pautasso explicó que como en todo trastorno neuropsiquiátrico, hay una hoja de ruta que “sería lo ideal”. “Todo se iniciaría en el seguimiento pediátrico. Tendrían que ser ellos los que deriven al niño al neurólogo o al psiquiatra cuando ven alguna desviación en el desarrollo que se relaciona a este trastorno”.
Sin embargo, la especialista contó que “en la realidad no ocurre de esa manera”, sino que los papás y mamás suelen llegar la consulta “bastante angustiados porque llevan toda una trayectoria de fracaso escolar o de desentendimiento hacia su hijo”.
“Se llega a un diagnóstico cuando las cosas ya rebalsan”, aseguró Jeremy. Por otra parte, Andrea Bottazzini, otra madre que integra el grupo, argumentó que donde más se manifiesta es en la etapa escolar: “Tienen muchos problemas para esperar su turno y cumplir las reglas. Ahí se desata todo y surge el factor de una muy baja autoestima. Entonces, ante el mínimo error, ya se desbordan”.
Andrea contó que a estos niños se los acusa de caprichosos o de que nos les gusta seguir las reglas, cuuando en realidad, para ella, hay otro problema más profundo. “Allí es cuando los chicos se empiezan a aislar y tener problemas de agresividad, porque se sienten malos y que los atacan”, agregó la madre, y explicó que “tienen muy poca tolerancia a la frustración”.
De esta manera, por sus modos de comportamiento, no son poca las veces que los niños reciben el rechazo de la población o poca comprensión, sobre todo en aquellos que presentan la hiperactividad e impulsividad. En estos casos, al ser tan visible en la escuela, llegan a un diagnóstico antes de aquellos que sólo padecen déficit atencional. “Pasan más desapercibidos y recién se nota después de fracasos escolares acentuados con permanencia de grados”, señaló la psicopedagoga, y contó que esta situación se da mayormente en mujeres.
Tipos de tratamiento
Entre los profesionales de la salud, hay miradas dispares frente al trastorno. Algunos optan por la medicación, mientras que son muchos los que aún rechazan este camino. Desde «Somos TDAH Rosario – Santa” indicaron que se trata de un trabajo en conjunto entre cuatro patas: la escuela, el médico (ya sea un psicólogo, psiquiatra, psicopedagogo o fonoaudiólogo), la medicación y la familia.
«Como no es una enfermedad, no tiene cura. Es una condición del cerebro», explicó Bottazzini. Y desarrolló: «Se le va dando al niño herramientas para que vaya solucionando lo que se va presentando en el momento. Y como son muy cambiantes, lo que funciona hoy, en una semana ya no. Es un arduo trabajo».
En cuanto a las contra indicaciones de los medicamentos, señalaron que de manera controlada no hay efectos nocivos.
“Como mamá me costó mucho aceptar el hecho de medicar a mi hijo”, se sinceró en el siguiente video Gilda Bellido, la vicepresidenta del grupo.
Romper los mitos
Desde la agrupación reconocen que más allá del tratamiento multimodal, también existen otras líneas teóricas en donde se toma el TDAH como mitos, inventos. «Afirman que el diagnóstico lleva a etiquetar, pero uno nunca con un diagnóstico va a reemplazar lo que es el nombre apellido de un niño y todas sus características» fundamentó la psicopedagoga del grupo.
«Lo toman como una forma de patologizar la infancia cuando en realidad no es la intención que tiene uno como profesional», continuó. A su vez, remarcó que si bien estas líneas teóricas son las más comunes, los papás llegan a las consultas «muy angustiados» porque no ven «avances» en los tratamientos.
Para Andrea, una de las principales referentes de la denominada «familia naranja», tener un hijo con TDAH «te muestra un mundo diferente». Y graficó con su vivencia personal: «Quizás hacés un chiste y se ponen a llorar, porque para ellos todo es literal. Tenés que aprender a decir todo lo que pedís. Y también comprender que no van a poder quedarse sentados a comer en la mesa. No porque sean malos, si no porque no lo pueden manejar».
Los integrantes de la agrupación coincidieron en que los chicos que tienen el trastorno son muy capaces e inteligentes. Resta que se profundice la comprensión y el conocimiento de la sociedad para que el camino que atraviesan niños y padres no sea tan cuesta arriba.