Por Enrique Genovar - CLG
Por Enrique Genovar
El buen arranque de Central, el mal comienzo de Newell´s. La idea consolidada del Canalla, la búsqueda aún infructuosa de la de la Lepra. Los 10 de 15 de los de Ariel Holan, los 3 nada más de los de Mariano Soso. La ventaja de 19 partidos a favor de uno, en contra del otro. Hace rato que el Clásico de la ciudad de Rosario no encontraba tanta diferencia entre uno y otro. Pero ¡atención! es que por más que sea una frase trillada estos enfrentamientos siempre son un duelo aparte.
Central no se puede relajar. Va a ser un partido difícil. Con esa mentalidad tendrá que ir a jugar al Parque, con la mirada puesta en que todo comenzará desde la paridad y sin tener en cuenta cómo viene el rival.
Lo de estar ganado sin jugarlo es sólo para que algunos hinchas alimenten la ilusión, sólo por eso. Los Clásicos y más en esta ciudad son como una isla, nada está consumado previamente y el ruido del martillo no se escuchará hasta el pitazo final del árbitro.
Para el Canalla, más allá de la gran obligación de su rival por el mal presente y por la racha adversa, también es un todo el partido. Porque nadie puede dudar a esta altura de la historia futbolera de Rosario que ganar el Clásico se asemeja mucho a la gloria que te dan los títulos: el triunfo en el encuentro más importante de todos es como un campeonato sin estrella.
Lo que de algo tiene que estar seguro el hincha canalla es que la mayoría de los que hoy componen el plantel canalla sabe bien lo que significa el compromiso que se viene. Es que varios ya lo experimentaron y con respecto a los nuevos, apenas arribaron le hablaron del Clásico.
Central llega de muy buena manera, con la pilcha de candidato a quedarse con el juego; pero más allá del magro presente de la Lepra el partido no está ganado sin jugarlo. Será una empresa difícil, como cada Clásico y éste pinta que no será la excepción.