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Docente rosarina propone aplicar la «Neuroeducación Volitiva» en las aulas: de qué se trata


CLG dialogó con Virginia Valenzisi, quien profundizó sobre las ventajas de este enfoque educativo y habló sobre la mutación que se viene gestando en las escuelas

Por Sofía Dalonse – CLG

A pocos días del inicio de clases, los docentes se preparan para encarar un nuevo ciclo lectivo en medio de un escenario complejo donde las necesidades aúlicas se hacen notar. En este contexto, la aplicación de la Neuroeducación Volitiva aparece como alternativa eficaz para abordarlo.

«Se trata de un enfoque educativo que integra los ejes de la neurociencias aplicadas al aprendizaje con la gestión emocional, su desarrollo y la formación de la voluntad como virtud», asi lo señaló a CLG la docente rosarina Virginia Valenzisi, quien promueve su implementación diaria en las aulas.

Se puede decir que la Neuroeducación Volitiva tiene tres pilares basados en lo neurocientífico, lo psicológico-emocional y la ética o las virtudes de un enfoque filosófico.

Valenzisi es profesora de biología, facilitadora de la convivencia, especialista en educación ambiental y miembro de la mesa de educación de la Fundación Pensar de Santa Fe. Fue reconocida en el Concejo por su libro «De la mano. ¿Cómo y por qué construir escuelas para la paz?», declarado de interés municipal.

También es diplomada universitaria en supervisión y acompañamiento en la tarea docente, oradora TEDx 2024 y semifinalista de los premios «Docentes que Inspiran» de la Fundación Zurich y Clarín (2022).

Según detalló, esta perspectiva surge intuitivamente: «Yo soy facilitadora de la convivencia y en el nivel secundario nadie nos forma para ese rol, somos docentes que nos interesa ocupar ese lugar, que queremos ocupar ese cargo, acompañar a nuestros estudiantes pero en principio lo hacemos básicamente sin recursos».

Por otra parte, comentó que una experiencia personal que tiene que ver con la historia de un familiar cercano la llevó a volcarse en la investigación de la convivencia escolar y acoso escolar. «Escuelas para la paz» fue su primer libro abocado al tema.

Al respecto, expresó: «En virtud de eso, empecé a formarme con otras competencias. Estudié mediación escolar, neurociencias, educación emocional y ahí es donde uno va poniendo en práctica lo que cree que es compatible para sus estudiantes. Cuando se empieza a hacer repetitivamente, como si fuera casi un método, porque cada curso tiene sus particularidades y uno va dosificando lo que tiene que poner pero va ejerciendo casi la misma práctica; en ese ejercicio empiezan a verse ciertos resultados».

En la misma línea, relató que en ese quehacer fue teniendo repercusión, recibiendo ciertas devoluciones de sus compañeros y un deseo intacto de compartirlo. «Lo que hago diferente es que mezclo lo mejor de cada cosa, lo que es compatible, lo que tiene que ver, lo que se relaciona y trabajo sobre eso para poder sacar lo mejor de cada chico».

Y continuó: «Siempre digo que la Ley de Educación Nacional que nos rige tiene muy lindo escrito respecto a como tiene que ser la educación en nuestro país y habla de esa formación integral del ser humano para convertirse en un ciudadano de bien, pero queda todo ahí. Cuando uno está en el aula es muy difícil. Las distintas realidades, el gran ausentismo de los estudiantes a nivel local configuran un contexto donde se hace difícil trabajar a fondo y formar a los jóvenes».

Valenzisi postuló que este enfoque viene a brindar un método, más allá de lo teórico, con mecanismos para aplicar en las aulas.

Asimismo, se refirió a las modificaciones sociales que han impactado en la educación: «Soy docente hace 15 años, si bien se fue incrementando o el cambio fue más drástico, esa realidad con la que yo conviví en el cursado no es la de ahora. La sociedad ha mutado».

Según destacó, lo que hace muchos años se conocía como la crisis de valores, casi repetitivamente y casi sin sustento, realmente estaba ocurriendo: «Y esta reconfiguración social afectó también a la escuela, que es la institución social por excelencia a la par de la familia, y ese feedback que había también sufrió un quiebre, un divorcio. Todo ese contexto social hizo que nosotros, desde el aula, que salíamos formados de un modo más academicistas, tengamos que aggiornarnos y hacer malabares para cambiar la educación. Salíamos capacitados de otra manera y no teníamos recursos para abordar estas situaciones».

En este sentido, concluyó: «Creo que siendo conscientes de todo ese contexto y de las necesidades áulicas, atendiendo a esa realidad, nace la iniciativa de colaborar y contagiar a mis colegas con la idea de educar a los niños a que convivan sanamente en el salón, que puedan compartir, respetar y sobre todo, ser tolerantes que es clave para desarrollar la empatía».

Finalmente, contó que están trabajando con un grupo de profesionales de la educación en diferentes roles y están armando el lanzamiento de una diplomatura sobre Neuroeducación Volitiva para compartir con otros docentes. «Esto de animarse a llevar este enfoque que va a tener su parte teórica , su parte práctica y que, claramente, es una invitación a mixturar un poco y que cada uno pueda construir su propio sello dentro del aula».