La cooperativa láctea emitió los telegramas a trabajadores de sus cinco plantas, dos de ellas ubicadas en Santa Fe, en Gálvez y Sunchales
La histórica cooperativa láctea Sancor atraviesa una de las crisis más profundas de su historia. Esta semana, la empresa envió 300 telegramas de despido a trabajadores de sus cinco plantas, dos de ellas ubicadas en Santa Fe, en las ciudades de Gálvez y Sunchales. La medida afecta a más del 20% de su personal y responde a la escasa cantidad de materia prima que reciben sus instalaciones, que pasó de procesar cuatro millones de litros de leche diarios en su mejor época a apenas 250 mil litros en la actualidad.
Las sedes afectadas incluyen la planta de Gálvez, especializada en la maduración y procesamiento de quesos; y la de Sunchales, que produce dulce de leche y leches larga vida, infantiles y en polvo. En Córdoba, las plantas de La Carlota y Balnearia, dedicadas a quesos duros y semiduros, respectivamente, ya habían reducido considerablemente sus operaciones, mientras que la de Devoto, donde se producen mantecas y queso crema, es la única que se mantenía activa.
Los despidos alcanzan principalmente a empleados bajo el régimen de “jornadas libres”, es decir, sin asignación específica, que rotaban entre distintos puestos. A pesar de la gravedad de la situación, desde la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra) no se emitieron declaraciones al respecto.
Una empresa golpeada por la crisis
Sancor, fundada en 1938 en Sunchales, supo ser la mayor empresa láctea del país, pero desde 2016 enfrenta un proceso de reestructuración que redujo su personal de 5.100 trabajadores a los 1.350 actuales, sin contar los recientes despidos. Durante este tiempo, la compañía vendió importantes activos, incluyendo plantas industriales y líneas de productos frescos, para intentar reducir su deuda de 400 millones de dólares.
Entre las ventas destacadas se incluyen las plantas de Coronel Moldes (Córdoba) y Centeno (Santa Fe), así como establecimientos en la provincia de Buenos Aires como Morteros, Chivilcoy y General Charlone. Además, cedió el 50% de la sociedad en Porteña a la empresa danesa Arla Foods por 33 millones de dólares.
La pérdida de tambos como proveedores, en parte por los complejos sistemas de pago, agrava aún más la situación. Ante este panorama, la búsqueda de un socio estratégico que inyecte capital fresco y permita recuperar a los productores sigue siendo el principal desafío para la empresa.
Sancor, que alguna vez representó el símbolo del desarrollo lácteo argentino, enfrenta un futuro incierto mientras intenta sostener su operatividad en medio de una crisis que impacta no solo en su estructura, sino también en las comunidades donde está presente.