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Qué pasará con la altura del Paraná: bajó más de un metro y medio en 21 días


El río sigue en franco descenso, aunque se espera un repunte a partir de la próxima semana

El río Paraná sigue descendiendo en Rosario, acentuando una tendencia que se ha consolidado en las últimas semanas. Según el último informe del Instituto Nacional del Agua (INA), las condiciones hidrológicas permanecen deficitarias, aunque con leves oscilaciones hacia una posible estabilización.

En la madrugada del viernes, el nivel del río en el puerto de Rosario marcó 1,13 metros, una cifra considerablemente inferior a los 2,85 metros registrados el 28 de diciembre. Este descenso abrupto refleja una bajante de más de 1,60 metros en menos de tres semanas, impactando directamente en la región.

El informe del INA atribuye esta bajante a precipitaciones muy por debajo de lo normal en las áreas de influencia del Paraná, tanto en Argentina como en el sur de Brasil, donde nacen los principales afluentes del río. Además, la capacidad de regulación de represas clave, como Itaipú y Yacyretá, se encuentra limitada, con descargas mínimas que agravan la situación.

Desde el Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático SAT Santa Fe, Jorge Giometti destacó que esta bajante era previsible tras el repunte registrado en diciembre. Según explicó a AIRE, «la circulación atmosférica está inhibida, lo que ha impedido lluvias significativas en la cuenca, tanto en Argentina como en el sur de Brasil».

El INA anticipa que el nivel del río Paraná en Santa Fe podría estabilizarse alrededor de los 1,95 metros en la próxima semana, con pequeños repuntes posibles a partir del 20 de enero debido a lluvias moderadas en ciertas áreas de la cuenca. Sin embargo, este repunte no será suficiente para revertir los efectos de la bajante, que sigue afectando actividades económicas como la navegación, la pesca y el abastecimiento de agua en la región.

El próximo informe del INA, programado para el 22 de enero, será clave para comprender cómo evolucionará esta situación, que ya se perfila como una de las más notorias de los últimos años en la región. Mientras tanto, el monitoreo constante y la adopción de medidas de mitigación se tornan esenciales para enfrentar los desafíos derivados de este fenómeno.