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Una chica se puso un chip en el cuerpo y se cree «robot»


Se crió en Neuquén, canta, es experta en IA y ejerce como abogada en Buenos Aires, donde por las tardes se viste y asume como un robot para afrontar la vida cotidiana

Cantante, abogada y especialista en IA, “Rouse, La chica robot”, se implantó un chip en su cuerpo y, desde ese momento, decidió convertirse en un ser informático.

Residió gran parte de su vida en Neuquén, y dada su incursión en Inteligencia Artificial junto al desarrollo de la tecnología, tomó la decisión de meterse en el cuerpo de la robótica y combinar la inteligencia artificial con la emocional.

Hizo la primaria y secundaria en la escuela neuquina Don Bosco. Califica a su infancia como «realmente hermosa, me formé desde muy chica, siempre estuve cerca del arte y creo que fue lo que a mí me ayudó a desrobotizarme un poco, pero siempre dije ‘yo soy robot'», señaló.

Desde el comienzo del milenio, las productoras cinematográficas y de series incursionan en el género de los humanos robotizados.

Rocío se mudó a Buenos Aires a una casa futurista, donde vive con su perro Chicho.

Va a trabajar ataviada de abogada, pero cuando se desocupa por las tardes aborda el subte y va al supermercado o a realizar las labores cotidianas vestida como un robot.

Justifica su decisión, entre otras cuestiones, en que, como la sociedad hoy en día crea “vínculos frágiles y descartables”, siente que andar con traje de robot la blinda y le permite “protegerse emocionalmente”.

Así fue como encontró libertad y protección ante la manera de vincularse de forma descartable que implantó la sociedad.

Fast food del amor

«Hay un fast food del amor, y entendí que mi forma de ver el mundo era vinculándome en lo más profundo, teniendo inteligencia emocional, teniendo empatía afectiva y empatía cognitiva con el otro, y este es el balance que hacemos con la inteligencia artificial”, señala.

Grabó hace poco su primera canción llamada “Hey Amor”, con el propósito de transmitir un mensaje de conciencia sobre la importancia de combinar la tecnología con el amor propio y la inteligencia emocional.

En su ejercicio profesional aprovecha la IA en la búsqueda de jurisprudencia, verificación de textos y análisis de pruebas. Maneja bien los límites legales en cuanto a la propiedad intelectual y derechos de autor, para lo cual usa chat GPT a fin de verificar si un texto está hecho con inteligencia artificial o no.

Afirma que toma los cuidados necesarios y verifica que lo que encuentra con GPT es correcto, teniendo en cuenta que es información que brindan los algoritmos.