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Día Nacional para la Prevención del Suicidio: “Si no hablamos de esto no le vamos a sacar el velo”


El pedagogo y autor de la Ley Nacional de Prevención del Suicida, Martín Álvarez dialogó sobre esta problemática que atraviesa a toda la sociedad

“Está bueno que se hable de suicidio y de personas que tienen ideación suicida”. Así se presentó ante CLG el pedagogo Martín Álvarez, uno de los autores de la Ley Nacional de Prevención del Suicida N° 27.130, aprobada en 2015. Casi diez años más tarde el especialista celebra su existencia para institucionalizar una problemática latente en la sociedad. “Si no hablamos de suicidio no le vamos a sacar el velo”, aseveró. Desde el 2010, en consonancia con la OMS, Argentina conmemora cada 10 de septiembre el Día Nacional para la Prevención del Suicidio, con su listón amarillo como estandarte.

Álvarez instó, en primera instancia, “prestar atención” a una persona que transita ese momento: “No tenemos que minimizar a todo aquel que se autolesiona”. 

El siguiente paso es evitar dar consejos. ¿Por qué? Esto se debe al receptor: “Las crisis del otro son tan grandes como para anular todo tipo de herramientas personales”, explicó Álvarez. En esta línea pidió “escuchar, tratar de acompañar y ayudar a encontrar un profesional especializado y de confianza”. 

“El profesional tiene que ser asertivo y si uno no funciona, no está mal buscar otro. Es como cualquier otro médico, tiene que ser alguien de confianza, que nos contenga y nos permita canalizar”, agregó el pedagogo.  

Por otro lado, ante una persona con intenciones suicidadas es importante generar una red de contención con instituciones, como puede ser una escuela, continuada en el tiempo y seguida de cerca por los sistemas estatales. 

Martín Álvarez exponiendo sobre la problemática del suicidio

En números 

Según el último informe de Natalidad y Mortalidad 2022 de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud del Ministerio de Salud de la Nación (NdR: entregado en mayo del 2024) en Argentina hubo 3.221 suicidios, casi 400 más que en 2021, según la resolución 4012 de noviembre del 2023. 

Del total de suicidios, el Ministerio de Salud indicó que el 80% corresponden a varones (un porcentaje extendido a nivel mundial) y los métodos más utilizados entre todos los géneros son ahorcamiento o sofocación. Además, es la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 24 años. 

Cabe destacar que el 27% de las defunciones por causas externas (4.727) detallas en el informe mencionado corresponden a “Eventos de intención no determinada” y el mismo informe impone: “Este hecho pone de manifiesto la necesidad de mejorar la calidad de la información para estas causas”. 

Para Álvarez la cantidad de suicidios (3.221) en el total de fallecimientos (397.115) “es muy poco” y hasta “mueren más por accidentes en general (7.741 defunciones)”, pero, nace la incógnita: “¿cuántos accidentes podrían ser suicidios?”. En esta línea apuntó contra la definición de las defunciones y los “Eventos de intención no determinada” porque “si alguien choca con una pared un auto a gran velocidad, queda como accidente de tránsito, pero nadie hizo la autopsia psicológica para ver si esa persona tenía la intención de quitarse la vida. Y, por otro lado, hay miles de personas sin causas de muerte, lo cual no permite hacer políticas públicas”. 

Conocer la cantidad de suicidios y a qué franja etaria afecta permite plantear políticas públicas como la Ley 27.130. No entran en esta agenda aquellas causas sin clasificar. 

¿Por qué la diferencia en géneros? 

El 80% de suicidios se dan en hombres. Una cifra mundial a la que Argentina no le escapa. Álvarez explicó que estos datos se deben a la agresividad de los métodos empleados por varones. “Seguramente si nosotros tomamos suicidios consumados y sumamos intentos de suicidio, los porcentajes se equiparán con las mujeres”, subrayó. 

Los masculinos son más certeros a la hora de quitarse la vida y en los primeros intentos logran su terrible cometido, en la otra vereda: las mujeres. “Ellas utilizan métodos menos agresivos, pero lo intentan hacer más veces a lo largo de su vida hasta llegar al destino trágico”, argumentó Álvarez. 

El pedagogo Martín Álvarez

Las teorías biológicas con relación a los varones también juegan su rol. Si partimos de la base de ser personas menos emocionales con menos herramientas para abordar estas problemáticas, los hombres no vacilan a la hora de consumar la decisión. Por otro lado, planteó Álvarez, “las mujeres están suichiadas (sic) para ser madres y conformar una familia y eso a nivel cerebral es necesario tenerlo en cuenta por el proyecto de vida de cada uno”. 

Si bien no es un solo factor, lo genético, lo social y lo biológico pueden incidir en una triste decisión. “Pensemos que también la sociedad les exige cosas a los varones que no se les exige a las mujeres y viceversa”, afirmó el pedagogo y rápidamente lo ligó con las estadísticas expuestas: “Por ejemplo ser proveedor para el varón. Es decir, para muchas generaciones, no poder proveer a la familia dinero o estatus social y es un factor que influye”. 

La Ley 27.130 

La ley nacional de Prevención del Suicida llegó luego de un arduo trabajo para el campo de la suicidología. La única organización estatal que existía hasta 2015 fue el Centro de Asistencia al Suicidio en Rosario, cerrado justamente el mismo año de la aprobación de la norma nacional. Durante seis décadas se trabajó con ONGs, el Estado salvo la honrosa excepción rosarina se permanecía aislado de la problemática. 

El puntapié inicial de la Ley se dio en 2010 cuando se logró declarar al 10 de septiembre como Día Nacional de la Prevención al Suicidio, siendo uno de los pocos países con esa fecha avalada por el Congreso. “Gracias a eso pudimos avanzar porque el Estado no lo abordaba como una problemática ni en educación, ni en seguridad ni en salud. Había que mejorar no solo las estadísticas, sino en las intervenciones para la asistencia preventiva”, sostuvo Álvarez.  

Un trabajo interorganizacional construyó el texto, finalmente presentado por el entonces diputado radical jujeño Mario Fiad, acompañado por el psicólogo Ernesto Páez y el propio Álvarez y con el apoyo de la directora de Salud Mental de la Nación de aquella administración, Matilde Maza. 

Casi diez años después para Álvarez el balance es “bastante positivo” con 22 provincias adheridas a la Ley (restan Mendoza y San Luis). “A partir de ahí sabemos que la mayoría de las provincias están trabajando en su territorio. Algunas están mucho más avanzadas, otras con programas provinciales en funcionamiento y otras van más allá porque ya los municipios tienen mesas intersectoriales”, destacó el especialista.  

Con la ley nacional en marcha la formación universitaria dio respuestas y existen distintos programas educativos por ejemplo en la Universidad de Flores en Buenos Aires, la Universidad Nacional de Cuyo también ofrece y Córdoba presenta una con intervenciones comunitarias. 

La ley 27.130 remarcó Álvarez es “referente a nivel mundial”. El ejemplo más cercano es la República del Paraguay utilizándola como base para formar una “ley mucho más amplia”, señaló. Mismo caso para Panamá.  

“Hoy sabemos que los números desde 2010 en suicidios están estables, porque antes no teníamos datos fidedignos y además ahora es obligatorio el reporte”, celebró el especialista. La irrupción de la ley también posibilitó llevar los datos autolesiones, aunque no lleguen a ser mortales, y desde 2021 Argentina también lleva contabilizados la cantidad de intentos de suicidio. 

¿Atención al suicida? 

En la actualidad no existe ningún dispositivo de parte del Estado nacional que ofrezca asistencia al suicida de manera remota. Sí existen ONGs con un trabajo inclaudicable para poner a disposición, en uno de los casos, el 08003451435 de Centro de Asistencia al Suicida (Cas) para todo el país. Cada provincia, luego, decide si emplear un sistema similar. Ni Santa Fe, ni Rosario tienen a disposición uno especializado. En caso de requerir ayuda se puede consultar al 107. 

En este contexto, Álvarez reconoció que los servicios están disminuyendo debido a los recortes ministeriales del gobierno nacional. 

“De todas formas -expresó el especialista- me plantearía si necesitamos una línea por cada problemática: violencias, situaciones de abuso, las de impacto en la salud mental, los problemas psiquiátricos, las posibilidades de consumo o juego problemático”. En esta línea recordó que los jóvenes entre 14 y 24 años son los más afectados y bajo este dato deslizó: “Ellos no están en las líneas telefónicas, están en las aplicaciones. Deberíamos pensar en asistencia por medio de la tecnología. La población migró de canales, entonces tenemos que migrar también los servicios de contención o atención a donde están las personas”.