Ciudad

Falleció «El Negro» Ielpi, periodista y escritor que contó Rosario como pocos


El historiador de la ciudad, que fue concejal y dirigió el CC Fontanarrosa, es velado este miércoles en Caramuto

Rosario está de luto por la muerte de Rafael Ielpi, conocido como El Negro Ielpi, un referente cultural de la ciudad. Su fallecimiento se registró este miércoles y el velatorio se realiza en Caramuto.

Rafael Ielpi fue distinguido como «ciudadano ilustre de Rosario» debido a sus múltiples aportes. Durante la intendencia de Horacio Usandizaga, fue el primer subsecretario de cultura de la ciudad. Además, se desempeñó como concejal por el radicalismo y dirigió el Centro Cultural Fontanarrosa.

Historiador, periodista y escritor, Ielpi prefería definirse como «poeta», representando a la generación de los sesenta en Rosario. En todas sus facetas, destacaba su pasión por contar la historia de la ciudad. Pocos saben que no nació en Rosario, sino en Esquel, provincia de Chubut, mudándose a la ciudad cuando tenía apenas diez años.

Publicó numerosos libros dedicados a la historia de Rosario, entre ellos el reconocido “Prostitución y rufianismo”.

Publicó muchos libros, entre ellos, El vicio absoluto (1964), Para bailar esta ranchera (1975), El vals de Hermelinda (1981), Viajeros y desterrados (1988), Día de visitas (1994), El fénix, Acuérdense de mí y No juegues con gitanas (1991).

El también gestor cultural es el autor de Prostitución y Rufianismo, El imperio de Pichincha. La mala vida en Rosario y la lista sigue

Ielpi estudió en el colegio Nacional 2 y su primer trabajo fue en una fábrica de cuchillos e instrumentos de cirugía de la zona oeste. Interesado por la escritura, estudio la carrera de Letras en la Facultad de Filosofía. Entre otros aspectos que forjaron su mirada del mundo, El Negro militó en el Movimiento de Liberación Nacional, fue empleado de la sección Licencias del Consejo Provincial de Educación y, más tarde, inspector de la Dirección de Asuntos Rurales.

A fines de los 60, se dedicó de tiempo completo a la escritura. Desde entonces, colaboró en el Rosario y Democracia, participó de la Redacción de la revista Boom e integró el equipo de dirección de la Editorial Vigil.

Su muerte generó dolor y consternación en el mundo de la cultura, y tuvo su réplica en redes sociales.